Erlendy Cuero Bravo, activista Afrocolombiana de derechos humanos en riesgo

Erlendy Cuero Bravo, activista Afrocolombiana de derechos humanos en riesgo

19 de Mayo 2016 | Washington, DC

El Instituto Internacional sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos expresa su grave preocupación ante la falta de medidas de protección otorgadas a Erlendy Cuero Bravo, destacada defensora de derechos humanos Afrocolombiana y Vicepresidenta de la Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados (Afrodes).

La Sra. Cuera Bravo, quien coordina las actividades de Afrodes en Cali, Colombia, ha recibido reiteradas amenazas de muerte desde el 2008 a causa de su trabajo a favor de los derechos humanos y en el ámbito de incidencia comunitaria. Ella es sobreviviente de unos cuantos atentados. El más reciente de estos tuvo lugar el 24 de marzo de 2016 y también involucró al hijo de 18 años de la Sra. Cuero Bravo. En este caso, un integrante del grupo paramilitar “los Tureños”, proveniente de Buenaventura, atacó al hijo de la Sra. Cuero Bravo e intentó dispararlo, antes de que el joven, por suerte, pudiera escaparse.

La Sra. Cuera Bravo ha entregado a las autoridades colombianas solicitudes formales de estudios de riesgo de su situación y la de sus familiares en numerosas ocasiones. Pero, su respuesta repetida ha sido que ella y sus familiares no están sufriendo de un nivel elevado de riesgo. La Sra. Cuero Bravo no ha recibido ninguna explicación en cuanto a la manera en que las autoridades colombianas llegan a esta conclusión. Dado la serie de amenazas bien documentadas en contra de la vida de la Sra. Cuero Bravo, el Instituto Internacional sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos ruega a las autoridades colombianas volver a analizar el caso de la Sra. Cuero Bravo y otorgar a ella las medidas de protección adecuadas para asegurar la seguridad de ella y de su familia.

 

Día Internacional de la Lucha contra la Homofobia y la Transfobia.

El 17 de mayo se celebra el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia en el mundo. En nuestro continente, a pesar de los avances en materia legislativa en América Latina, como el recientemente aprobado matrimonio igualitario en Colombia en abril pasado, sumado al matrimonio en otros países del continente y a avances como el reconocimiento de la identidad de género, además de leyes contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género, falta mucho por hacer para respetar los derechos de las personas lesbianas, gay, bisexuales, trans e intersex (LGBTI), especialmente en los países del caribe angloparlante, donde aún existen leyes que criminalizan las relaciones consentidas entre personas del mismo sexo.

Hoy 17 de mayo, la organización Grupo Gay de Bahía, de Brasil, que monitorea la violencia contra las personas LGBTI o percibidas como tales, habla de que a la fecha en 2016 han muerto en el país 116 personas. La mayoría de las víctimas son mujeres trans y muchas de ellas afrodescendientes. La violencia contra sus cuerpos es brutalmente violenta: desmembramientos de las extremidades, 30 disparos, 30 puñaladas o la incineración de sus cuerpos.

Pero como los números no reflejan la magnitud de la tragedia, quisiera mencionar la historia de Verónica, mujer trans negra de 25 años que fue torturada por la policía y agentes penitenciarios en la ciudad de São Paulo, Brasil en el 2015. Ella estaba presa por tentativa de homicidios y en custodia fue brutalmente desfigurada, le cortaron sus cabellos y la obligaron a vestirse como hombre, se le hizo firmar un documento donde negaba que había sido torturada, sin embargo, luego de que las fotos de la golpiza fueran ampliamente difundidas en las redes sociales, fue llevada a la Oficina de Coordinación de Políticas para la Diversidad Sexual de São Paulo, donde contó lo sucedido. El caso de Verónica tiene un final feliz y el proceso contra los policías continua. Su caso fue expuesto en una reciente audiencia temática frente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en Washington, D.C.

Ya la CIDH ha hablado de la magnitud de la violencia, en especial contra la población trans en el continente y ha hecho una serie de recomendaciones en su informe Violencia contra las personas LGBTI publicado a finales del 2015. El Instituto se hace eco de sus recomendaciones, entre las que quisiéramos resaltar: la necesidad de que los Estados recolecten datos con respecto a las formas de violencia y discriminación contra las población LGBTI; adoptar medidas para prevenir la tortura de agentes del Estado y la necesidad de capacitación de los mismos; diseñar programas y políticas para eliminar el estigma y los estereotipos contra la población LGBTI y solicitar a los Estados que firmen y ratifiquen la Convención Interamericana contra todas las Formas de Discriminación e Intolerancia aprobada por la Asamblea General de la OEA en el 2013 en Antigua, Guatemala.

El Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos trabaja por combatir la discriminación por orientación sexual e identidad de genero, especialmente contra la población trans en Cuba, Colombia, la República Dominicana, Brasil y Perú.

En Reunión de CAPREE Autoridades de EEUU y Colombia Reiteran que Participación de Grupos Étnicos en Negociación de Paz es Indispensable para la Sostenibilidad del Proceso

Bogotá, 19 de abril de 2016. El 7 y 8 de abril, en la ciudad de Cali, Colombia, se realizó la primera plenaria de la sociedad civil del Plan para la Igualdad Étnica y Racial de Colombia y Estados Unidos (CAPREE). El representante para Colombia del Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos, Pedro L. Cortes-Ruiz, participó en la reunión como parte de la delegación de organizaciones de la sociedad civil de Estados Unidos que estuvo presente en el evento. Al evento asistieron cerca de 200 miembros de organizaciones étnicas de Colombia. También participaron miembros de la Embajada de los EEUU en Colombia y la USAID, y funcionarios del Ministerio de Interior de Colombia.

El CAPREE es un plan conjunto acordado entre los dos gobiernos en 2010 con el objetivo de compartir experiencias e implementar programas que permitan superar las barreras para logran una inclusión plena que enfrentan las comunidades afrodescendientes e indígenas en las dos sociedades. La reunión en Cali fue la primera desde que inició el Plan, en la cual se dio la participación numerosa de organizaciones étnicas de la sociedad civil colombiana.

En la apertura y cierre del evento, autoridades colombianas y de Estados Unidos resaltaron que la participación de grupos étnicos en negociación de paz es indispensable para la sostenibilidad del proceso. El Ministro del Interior de Colombia, Juan Fernando Cristo, afirmó en sus declaraciones que en próximos días se anunciará oficialmente la delegación de afrocolombianos e indígenas que irán a la Habana. La Viceministra para Participación e Igualdad de Derechos, Carmen Inés Vásquez, reiteró esta decisión en la clausura del evento.

Por su parte, el embajador de EEUU en Colombia Kevin Whitaker, señaló la prioridad que seguirán teniendo los temas relacionados con la discriminación racial para los programas de los Estados Unidos en un escenario postacuerdo. Y en la clausura del evento, el Subsecretario Adjunto de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental, Alex Lee, reiteró este compromiso y recomendó la importancia que tiene la participación de organizaciones étnicas como el Consejo Nacional de Paz Afrocolombiano (CONPA) y la Comisión Étnica para la Paz y los Derechos Territoriales.

El Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos, valora positivamente estas declaraciones políticas en el contexto de esta reunión del CAPREE. Precisamente, en carta conjunta con la Washington Office on Latin America (WOLA) dirigida al Departamento de Estado en días previos a la reunión de Cali, habíamos expresado nuestra preocupación de que el CAPREE, siendo uno de los principales instrumentos de cooperación bilateral para combatir la discriminación racial, no incluyera como una de sus prioridades el principal problema que ha afectado millones de afrocolombianos: los impactos del conflicto armado sobre los grupos étnicos y la vulnerabilidad de sus comunidades en un escenario postacuerdos.

Los aportes que el CAPREE puede seguir haciendo para fortalecer la participación de las comunidades étnicas en la construcción de la paz serán muy importantes. Los mismos dependerán de que en el corto plazo se programen acciones que traduzcan el compromiso expresado por las autoridades colombianas y de Estados Unidos.

En la reunión, organizaciones étnicas colombianas pudieron ofrecer sus valoraciones críticas sobre iniciativas que se han enmarcado dentro del CAPREE, así como sus propuestas hacia adelante. De igual forma, las organizaciones de la sociedad civil de los Estados Unidos pudieron presentar también sus valoraciones y propuestas. Por su parte el Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos, insistió públicamente en que el CAPREE debe priorizar iniciativas que apoyen la participación de las comunidades étnicas en el proceso de paz.

Último Informe de Naciones Unidades Reitera Conveniencia de Participación Pueblos Étnicos en Diálogos de Paz

Bogotá, 23 de Marzo 2016. En rueda de prensa, el Sr. Todd Howland (Representante en Colombia de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humano) hizo presentación del Informe Anual para el año 2015. Dos representantes de los pueblos étnicos fueron invitadas a ofrecer sus valoraciones sobre la situación de sus comunidades: Ayda Quilcue (Consejo Regional Indígena del Cauca) y Francia Márquez (Comisión Étnica de Paz y Movilización de Mujeres Negras por el Cuidado de la Vida y los Territorios Ancestrales del Valle del Cauca).

En los análisis y recomendaciones del informe, la situación de las comunidades étnicas ocupo un lugar central. La sistemática violación de derechos humanos en estas comunidades ha continuado, aun en el contexto de desescalamiento del conflicto que ha acompañado el proceso de negociación durante el último año. Pero aún más preocupante es el análisis que proyecta la alta vulnerabilidad que tendrán estas comunidades en un escenario post-acuerdo. El cese del enfrentamiento militar en estas regiones no necesariamente llevará a la terminación de los conflictos por el control territorial que involucran a otros actores armados asociados al narcotráfico y la minería ilegal. Adicionalmente, los acuerdos alcanzados hasta la fecha, que afectarán significativamente estas regiones, no incorporan en forma adecuada medidas específicas que salvaguarden los derechos constitucionales de las comunidades étnicas.

Sobre este análisis prospectivo del escenario post-acuerdo, una de las recomendaciones específicas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos:

Exhorta a las partes en La Habana a aprovechar la oportunidad de dialogar con los pueblos indígenas y afrocolombianos para asegurar que los acuerdos de paz y su implementación maximicen el disfrute de sus derechos colectivos e individuales. El acuerdo final debería incluir una referencia específica al compromiso de las partes en la negociación de garantizar, en todos los aspectos de la implementación, el respeto por los derechos de los pueblos indígenas y afrocolombianos reconocidos internacional y constitucionalmente.

Estos análisis y la recomendación de Naciones Unidas se adicionan a la realizada en el mismo sentido por el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD); y recogen las propuestas autónomas que vienen realizando las organizaciones articuladas a la Comisión Étnica para la Paz y los Derechos Territoriales. El Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos se une a las voces que consideran altamente conveniente y urgente que el gobierno y las FARC-EP reciban una delegación de esta Comisión.

Comisión Étnica para la Paz y la Defensa de los Derechos Territoriales Visita a Washington, D.C.

Representantes de la recién formada Comisión Étnica para la Paz y la Defensa de los Derechos Territoriales de Colombia visitaron a Washington, D.C. este 18 y 19 de marzo, con el propósito de reunir con formuladores de políticas, promotores de derechos humanos y medios de comunicación, para promover la inclusión de los afrocolombianos e indígenas en las negociaciones de paz en la Habana, Cuba y en la implementación de los acuerdos. Previa a la llegada de los activistas en Washington, la formación de la Comisión Étnica fue oficialmente anunciada el 7 de marzo en Bogotá, Colombia. Representa la unión de dos organizaciones coordinadoras, la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) y el Consejo Nacional de Paz Afrocolombiano (CONPA), que juntas incorporan cientas de organizaciones de base en todo el territorio colombiano.

Los líderes y lideresas se presentaron para informar al público sobre el proceso de paz y los grupos étnicos de Colombia, y para dar a conocer la agenda de la Comisión en Washington, la Habana y Colombia.

En representación de la Organización Nacional Indígena de Colombia, Arelis Uriana manifestó que Estados Unidos, como otros países donantes a Colombia, debe demandar que el gobierno colombiano incluya las voces de las comunidades étnicas en el proceso de paz. Uriana agregó que deben ser los indígenas y afrocolombianos quienes guían el proceso de implementación de los acuerdos en su territorio, porque ellos mismos tienen el conocimiento necesario para crear una paz duradera. Uriana también subrayó la importancia de hacer escuchar las voces de las mujeres indígenas y las afrocolombianas. “Son las mujeres las que saben del dolor de la guerra”, dijo Uriana.

De parte de CONPA y el Proceso de Comunidades Negras, Carlos Rocero explicó el tamaño del reto que enfrentan los afrocolombianos e indígenas, y resaltó que conjunto poseen el 38% del territorio de Colombia y representan 12.5% de la población. Rocero destacó que el número de víctimas afrodescendientes e indígenas pasó de ser miles a ser millones de personas. Rocero notó las inquietudes de la Comisión Étnica en cuanto al proceso de paz, manifestando su preocupación por la falta de adecuados mecanismos formales para asegurar un enfoque diferencial para los afrocolombianos e indígenas, así como su preocupación sobre el favorecimiento de víctimas individuales al detrimento de víctimas colectivas. Respeto a estas preocupaciones, recalcó tres propuestas concretas de la Comisión: la inserción en los acuerdos de paz de principios de interpretación e implementación con un enfoque étnico; notas concretas sobre la implementación de los acuerdos; y la creación de salvaguardas para proteger los ya establecidos derechos de los afrocolombianos e indígenas.

Marino Córdoba, representante de CONPA y la Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados, habló de la amplia coalición de CONPA, una coordinación de nueve redes nacionales que a su vez agrupan cientos de organizaciones de base, como una demostración de la indiscutible legitimidad de la Comisión Étnica. Córdoba detalló el trabajo de incidencia de CONPA y la Comisión, incluyendo el mensaje que le dio personalmente al Presidente Juan Manuel Santos durante la última visita del Presidente a Washington: que las comunidades étnicas de Colombia tienen que ser invitadas a la Habana para hacer escuchar sus voces. Reiteró el valor de buscar socios en la comunidad internacional y habló de las importantes alianzas establecidas en la promoción de la causa de la Comisión, incluyendo conversaciones fructíferas y colaboraciones con la Embajada Norteamericana en Colombia, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el Bloque de Congresistas Negros de Estados Unidos, el Enviado Especial a Colombia y la organización de desarrollo internacional ACDI-VOCA.

Frente al complicado reto de conseguir una participación efectiva en las negociaciones de paz, los miembros de la Comisión Étnica reiteraron la importancia de la solidaridad internacional con su lucha, y valoraron positivamente el progreso que habían hecho en su visita a Washington. Prometieron, a regresar a Colombia, continuar con su lucha. “Seguiremos hasta que estemos incluidos. No nos cansaremos”, dijo Córdoba.

El Instituto Internacional sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos vigorosamente apoya al trabajo de la Comisión Étnica, y concurre plenamente con los recientes pronunciamientos del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la Naciones Unidas, que en sus observaciones finales del último examen del Estado de Colombia frente al Comité recomendó al gobierno colombiano que garantice que los afrocolombianos e indígenas sean consultados apropiadamente, y que se tomen en cuenta sus intereses legítimos.

Presentación Pública de la Comisión Étnica para la Paz y la Defensa de los Derechos Territoriales

Presentación Pública de la Comisión Étnica para la Paz y la Defensa de los Derechos Territoriales

 

Bogotá, 9 de Marzo, 2016. El Consejo Nacional de Paz Afrocolombiano (CONPA) y la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) ofrecieron rueda de prensa para presentar públicamente la Comisión Étnica para la Paz y la Defensa de los Derechos Territoriales; al evento asistió el Sr. Todd Howland (Representante en Colombia de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humano), así como otros representantes del Sistema de Naciones Unidas en Colombia y de cuerpos diplomáticos y agencias de cooperación.

 

El objetivo fundamental de la Comisión está orientado a desarrollar acciones que salvaguarden los derechos de las comunidades afrocolombianas e indígenas en los contextos de la negociación e implementación de los acuerdos entre el gobierno colombiana y las FARC-EP para dar fin al conflicto armado colombiano.

 

El consultor para Colombia del Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos, Pedro Cortes Ruiz, participó de las dos jornadas de trabajo en los que se realizó este lanzamiento. A continuación, algunas de las ideas y análisis que pudo identificar:

 

¿Por qué se crea la Comisión? Es una respuesta autónoma de las comunidades étnicas a su exclusión de del proceso de diálogo entre gobierno y FARC-EP, a pesar de repetidas solicitudes a la Mesa de Negociaciones y las dos partes por separado. Dichas solicitudes se han fundamentado en sólidos análisis que demuestran la importancia que tiene la inclusión de estas comunidades en el proceso; en función de garantizar la sostenibilidad de una paz estable y duradera. Las comunidades étnicas no solamente han sido los grupos más afectados por el conflicto (constituyen más del 30% del universo de víctimas), sino que la implementación de los acuerdos tendrá lugar en sus territorios.

 

¿Qué está solicitando la Comisión? En el corto plazo, ser recibida en las próximas semanas por la Mesa de Negociaciones para poder plantear sus análisis y propuestas. Las organizaciones étnicas han respaldado el proceso de paz pero han identificado que los acuerdos alcanzados hasta ahora no incorporan en forma adecuada elementos críticos para garantizar los derechos conquistados, y que son reconocidos por normas nacionales e internacionales. La Comisión no pretende “renegociar” lo acordado. Propone la inclusión de cláusulas que en forma explícita protejan sus derechos. Sin estas cláusulas, la implementación de muchos elementos de los acuerdos (por ejemplo: zonas de reserva campesina, fondo de tierras, circunscripciones para la paz, entre otros), pueden llevar a una profundización en la vulneración de sus derechos.

 

La relevancia de la Comisión para la protección de los derechos de las comunidades étnicas. La Comisión fortalece una de las condiciones necesarias para proteger los derechos de las comunidades étnicas: la existencia de una movilización social amplia y unificada con capacidad de incidencia. Una alianza entre los pueblos indígenas y afrocolombianos es una articulación históricamente buscada que vuelve a revitalizarse. De otra parte, la Comisión ofrece un mecanismo idóneo que responde a una de las recomendaciones del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) de las Naciones Unidas. En sus observaciones finales de la sesión de revisión en 2015 al Estado colombiano, precisamente indicaba la necesidad de incluir a las comunidades étnicas en los procesos de negociación de paz.

El Comité no es un comité de aplausos: Entrevista con Pastor Murillo

 

Carlos Quesada y Dominic Procopio del Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos estuvimos en Bogotá, Colombia durante la segunda semana de noviembre para reunirnos con nuestras contrapartes colombianas. Durante nuestra estadía, tuvimos el placer de hablar con Pastor Elías Murillo Martínez, Experto Independiente desde hace ocho años del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) de las Naciones Unidas.

Al cerrar el primer año del Decenio Internacional para los Afrodescendientes (2015-2025), un período declarado por las Naciones Unidas en que se espera que los Estados realicen un conjunto de actividades con el fin de mejorar la situación de derechos humanos de las comunidades afrodescendientes en el mundo, cuya base está formada en tres líneas de acción: el Reconocimiento, la Justicia y el Desarrollo, quisimos aprovechar la oportunidad de conversar con la persona clave que impulsó esta importante iniciativa.

Es un momento propicio para destacar el importante trabajo del Comité, dado que el 21 de diciembre del 2015, celebrará el 50 aniversario del establecimiento de la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial (ICERD).

En preparación de una investigación sobre el impacto de la Convención y el Comité en la región latinoamericana, entrevistamos al Sr. Murillo sobre el trabajo del CERD en general, y en América Latina en particular, así como la relación del Comité con los Estados y con la sociedad civil.

¿Podría contarnos de su formación educativa y su trabajo antes de ser miembro del Comité para la Eliminación de Discriminación Racial (CERD)?

Soy abogado especializado en derecho ambiental y en análisis de problemas sociales con enfoque en derechos humanos. Me involucré desde muy joven en los temas de la lucha en contra del racismo y discriminación racial, quizás inspirado por la situación particular de mi pueblo Andagoya [Chocó, Colombia]. En Andagoya habían escuelas para blancos, escuelas para negros, piscinas para negros y piscinas para blancos. En ese contexto crecí yo.

Posteriormente, después de haber hecho mis estudios de derecho, tuve la oportunidad de involucrarme en la formulación de la Ley 70 en 1993, la ley de derechos de las comunidades negras, y también de contribuir en otros campos relacionados con la población afrocolombiana, como Director de Asuntos para las Comunidades Negras del Ministerio del Interior, donde estuve a cargo de la política pública para dicha población. Fui elegido al CERD para el período 2008-2012, reelegido para 2012-2016, y luego para 2016-2020.

En su capacidad de experto independiente del CERD, ha trabajado como Relator para varios países. ¿Para cuáles países ha trabajado como Relator en el Comité?

Yo he sido Relator para Surinam, Guatemala, México, El Salvador, Honduras, Cuba, República Dominicana, Perú y Costa Rica, entre otros países

Hablando del trabajo del Comité, desde su perspectiva, ¿cuáles son algunos de los principales desafíos que enfrenta el Comité en su trabajo?

Infelizmente el fenómeno del racismo y la discriminación racial es un fenómeno universal, latente, permanente en todas partes del mundo, que se manifiesta de maneras particulares en uno u otro país, pero que finalmente es racismo, discriminación, xenofobia y formas conexas de intolerancia.

En estos momentos a nivel global, yo diría que hay dos o tres fenómenos que preocupan a la comunidad internacional, y particularmente al Comité. Uno tiene que ver con el uso político de la xenofobia, particularmente por partidos de ultraderecha, que utilizan el odio y el rechazo al extranjero como un arma política para lograr posicionarse al interior de sus respectivos países. Esta es una situación altamente peligrosa que tenemos que combatir con toda energía. Por otro lado existe la situación y la práctica de perfil racial en los EE.UU. y otros países de la región latinoamericana. Esta es, sin duda, una situación de especial preocupación no solo para los EE.UU., sino para la comunidad internacional en su conjunto. En caso del Comité, hemos tenido la posibilidad de constatarlo al recibir denuncias de esta práctica.

Por supuesto, los problemas de racismo y discriminación racial estructural que enfrentan los pueblos indígenas y los afrodescendientes en general siempre ocupan un lugar central en la agenda del CERD. Lo propio ocurre con la cuestión de los Roma, particularmente en Europa.

Continuando con el tema de perfil racial, esto es un problema en muchos países de América Latina. ¿Cómo ve el Comité esta situación? ¿Qué trabajo ha hecho en la región sobre el tema?

Las denuncias más elocuentes provienen de Panamá. El Grupo de Trabajo de Expertos sobre Personas de Descendencia Africana de las Naciones Unidas justamente con la ocasión de su visita in locu a Panamá, pudo constatar y comentar la existencia de esta práctica. No en vano, la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Derechos Humanos en Panamá, la oficina regional para Panamá y Centroamérica, ha elaborado una guía para la documentación de los casos de perfil racial. Es un instrumento muy interesante que creo que va a tener una aplicación importante.

En Brasil, basta con recordar y tomar en cuenta la violencia generalizada que afecta a la población, y particularmente la población joven en Brasil. Sabido es que de cada 100 homicidios en Brasil en contra de jóvenes, 77 se dan en contra de jóvenes afrodescendientes. Esto es un indicador más de la discriminación racial estructural que afecta a todos los países de América Latina.

En Colombia el tema trascendió recientemente tras un video en el que un transeúnte desprevenido capto la enérgica y emblemática reacción de un ciudadano afrocolombiano. El señor Carlos Angulo, quien reaccionó en plena calle frente a un evidente acto de perfilamiento racial.

Usted ha mencionado algunos de los principales desafíos que enfrenta el Comité en su trabajo en contra del racismo y la discriminación racial, ¿nos podría hablar de algunos de los logros recientes del Comité?

Yo creo que el Comité ha sido un órgano precursor en el proceso de inserción de la cuestión de los afrodescendientes, por ejemplo, en las agendas nacionales y en la agenda global, a través de los requerimientos periódicos sistemáticos del Comité a los Estados partes y los aportes que ha hecho a las instancias multilaterales que se ocupan del tema. El trabajo del Comité ha implicado que los afrodescendientes, cada vez más, ocupen un lugar mucho más destacado, tanto en las agendas políticas nacionales como en la agenda global, la agenda de las Naciones Unidas y otras organizaciones especializadas como la Organización de Estado Americanos (OEA) o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Fue en el Comité que tuve ocasión de gestar la iniciativa de un Decenio Internacional para los Afrodescendientes, que inicialmente derivó en el Año Internacional de los Afrodescendientes proclamado por la Asamblea General de la ONU. El decenio fue producto de un esfuerzo en conjunto de muchos países: Sudáfrica, Brasil y Colombia entre otros. Fue justamente en el Comité donde tuve ocasión de por primera vez plantear la iniciativa y recibir ese acompañamiento y ese respaldo.

También se debe mencionar la práctica que tiene el Comité de atender las situaciones de Alerta Temprana y Acción Urgente. El seguimiento de estos permite anticipar las situaciones que podrían derivar en hechos muchos más graves. Esto, en combinación con el análisis de los informes periódicos, nos da la posibilidad de generar diálogos y abordar situaciones que eventualmente tienen la potencialidad de derivar en conflictos mucho más graves. Recordemos que para la década de los noventas, por ejemplo, la mayoría de los conflictos bélicos que existían en el mundo tenían su orígenes en problemas de tipo étnico o religioso, o en la interseccionalidad entre cuestiones étnicas o religiosas.

Usted mencionó el Decenio Internacional para los Afrodescendientes. ¿Nos podría hablar un poco más del trabajo planeado del Comité para el Decenio?

Mediante su plan de acción del Decenio de los Afrodescendientes, el Comité ha elaborado una declaración general sobre la discriminación racial en contra de los afrodescendientes, que recomendó un conjunto de acciones que, por ejemplo, invita a que las organizaciones especializadas del sistema de las Naciones Unidas y otros organismos, como el Banco Mundial, incorporen el enfoque diferencial afrodescendiente en sus informes globales.

Entre los objetivos del Decenio se incluyen: promover el respeto, la protección y la realización de todos los derechos humanos y libertades fundamentales de los afrodescendientes, promover un mayor conocimiento y respeto de la diversidad de la herencia y la cultura de los afrodescendientes y de su contribución al desarrollo de las sociedades, así como aprobar y fortalecer marcos jurídicos nacionales, regionales e internacionales de conformidad con la Declaración y el Programa de Acción de Durban y la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, y asegurar su aplicación plena y efectiva.

En cuanto a actividades programadas para el transcurso del Decenio, el Comité trabajará con los Estados para que ellos adopten medidas concretas y prácticas mediante la aprobación y aplicación efectiva de marcos jurídicos nacionales e internacionales y de políticas y programas de lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia, con especial énfasis en las áreas del reconocimiento, la justicia, el desarrollo, y también en las formas múltiples o agravadas de discriminación.

Hizo mención de las diferentes acciones que el Comité promueve en cuanto a las otras instituciones de las Naciones Unidas, ¿podría explicarnos un poco más sobre el rol de la sociedad civil en el trabajo del Comité?

Un rol muy importante. El Comité tiene la práctica de habilitar espacios para diálogos oficiales con la sociedad civil, previo al examen del informe del Estado parte. Esto permite a los miembros del Comité y al Comité en su conjunto tener una mirada adicional al informe que presenta el Estado parte y a los estudios que hacen los propios miembros del Comité, previo al examen periódico de un Estado. Cada vez encontramos más presencia y participación de organizaciones de afrodescendientes y esto le permite al Comité tener una visión mucho más equilibrada de la realidad de racismo y discriminación racial dentro de un país.

Las evaluaciones que hace el Comité son transmitidas en directo a través de la web, donde se puede seguir en tiempo real el trabajo del Comité en cualquier parte del mundo.

¿En qué aspectos puede fortalecer la sociedad civil su trabajo en el CERD? ¿Cómo podemos incrementar nuestra participación en el trabajo del Comité?

¡Hay muchas maneras! Yo creo que una participación mucho más activa, mucho más amplia y masiva de la sociedad civil, que le permita tener un rol mucho más activo en el desarrollo de las distintas actividades que lleva a cabo el Comité, siempre será muy bienvenida y será muy importante, porque el combate al racismo y la discriminación racial pasa por la movilización social y eso depende de la sociedad civil. Es importantísima la participación de la sociedad civil, sobre todo en la elaboración de los informes alternativos, que sean más sistemáticos, y mucho mucho más especializados.

Valoro el apoyo que organizaciones internacionales de derechos humanos, de manera creciente, le están prestando a la sociedad civil afrodescendiente en la elaboración de sus informes alternativos y para sus viajes a Ginebra con ocasión del examen de los informes de sus respectivos países.

Una importante contribución se puede dar también con las denuncias de casos individuales, que permiten activar los mecanismos de Alerta Temprana y de Acciones Urgentes. Todo esto nos ayuda a ser vigilantes, activos y productivos para seguir el cumplimiento de las recomendaciones que emite el Comité.

Y por otro lado, ¿podría darnos su perspectiva sobre las relaciones entre el Comité y los Estados de la región?

El Comité mantiene una relación muy positiva y muy constructiva con los Estados partes, y los Estados llegan con una actitud positiva al Comité, salvo casos excepcionales. Sin embargo, el Comité no es un comité de aplausos. Es un comité que examina a fondo la situación de los países y, por supuesto esto genera tensiones.

Por ejemplo, examinamos a Costa Rica en agosto 2015, derivado de la demanda de la sociedad civil de sacar del uso como material docente un libro titulado Cocorí, donde se presenta a un niño negro que se asimila a un mono. Por supuesto es una situación que con toda razón los líderes de la sociedad civil demandan que sea retirado el libro. Ya antes habíamos examinado y habíamos recomendado retirar de la televisión peruana el programa «la Paisana Jacinta», que muestra una imagen inequitativa y denigrante de la comunidad indígena del Perú.  Estos asuntos, evidentemente, crean tensiones al interior de los países que se trasladan al examen que se hace por parte del Comité. El examen de República Dominicana también revistió gran complejidad debido al grave problema de apátridia que enfrentan las personas de ascendencia haitiana y que era negado por el Estado Parte. Son más de 200 mil personas que están en dicha situación.

Para terminar, miremos al futuro. ¿Qué tiene planeado el CERD?

El 26 de noviembre, en el marco de las sesiones del Comité, vamos a llevar a cabo un conjunto de foros y actividades conmemorativas de los 50 años de la Convención Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial, y esperamos que esto le otorgue un renovado impulso a las labores del Comité en la lucha contra el racismo y la discriminación racial. Recordemos que la Convención fue adoptada en 1965 en momentos en que la lucha contra el colonialismo, el apartheid y la segregación racial en Estados Unidos estaba en su punto más alto.  

En cuanto al Decenio Internacional para los Afrodescendientes, trabajaremos con la sociedad civil y los Estados miembros para realizar el Plan de Acción y el Programa de Actividades que hemos elaborado.

Para ver el video que celebra los 50 años de la Convención, haga clic en el enlace:

https://www.youtube.com/watch?v=EOgTRGjjKNE&feature=youtu.be 

 

Tradición oral de padres a hijos, los poetas indígenas colombianos por la paz

La tradición oral pasa de padres a hijos en las culturas indígenas de Colombia, lo que ha permitido el nacimiento de una generación de poetas que muestran su compromiso por la paz en un país que busca la salida negociada al conflicto armado que lo azota hace más de medio siglo.
«Es como seguir viendo la luz a partir de ese tejido ancestral», explica Lindantonella Solano, del pueblo Wayúu, sobre el tipo de poesía que hacen, fuertemente entroncado en la tradición de sus pueblos.
Para ella, su obra es como el «oleaje que es el de mar poética de la península» de La Guajira, situada en el norte de Colombia y en la que vive su pueblo. «Es como seguir viendo la luz a partir de ese tejido ancestral «De esas narraciones, «de esos cuentos que venían de los abuelos y que contaban todo lo que sucedía y pasaba en donde ella nació», proviene una tradición en la que Solano ha plasmado la situación de su pueblo, en el que la mortalidad infantil es muy alta y que sufre de lleno el conflicto armado.
Todo ello hizo que siguiera «el torrente de la poética» con el que transmite el dolor que sufrido por su pueblo y expresa la necesidad de «hacer autopistas para el Postconflicto», período que debe iniciarse si el Gobierno y las FARC llegan a un acuerdo definitivo en las negociaciones que se llevan a cabo en Cuba.
Su labor se multiplica con el trabajo en varias escuelas, que son «semilleros donde la siembra de una mentalidad en las nuevas generaciones». La voz de Solano sonó con fuerza durante el Festival Internacional de Poesía de Medellín, que celebra durante esta semana, y en la que también han tenido presencia otros poetas indígenas como Fredy Chikangana, del pueblo Yanacona.
El centro de nuestra vida ha sido la lucha por la tierra Chikangana destacó que su pueblo está compuesto por «gente para los que el centro de nuestra vida ha sido la lucha por la tierra» y que han caminado a partir de muchas situaciones de violencia hacia unas reivindicaciones que prolongan su resistencia.

Espíritus que hablan

Eso les ha llevado a una lucha por su subsistencia cultural en la que la poesía «ha venido llegando en la medida en que desde muy niños nos acostumbramos a ver esa magia poética de los abuelos».
De sus antepasados recuerda como «los espíritus nos hablaban», una tradición que se transmitía por vía oral y que ahora se proyecta en su obra.»En todas las culturas eso nos llama mucho, en la medida en que vamos caminando vamos observando esas situaciones, como nos llevaban», detalló. Para el poeta yanacona se van creando unas imágenes, «primero desde el mundo de lo oral» lo que permite que quede un «hilo de la memoria». «Luego las luchas de nuestra gente se lo va llevando en el corazón y uno va haciendo el ejercicio de mirar que las lenguas son como ese rico baúl donde uno va mirando los elementos que han mantenido esa historia», concluyó. El Festival de Poesía de Medellín se inició el pasado 11 de julio y ha dado un espacio notable a poetas de diferentes pueblos originarios del mundo.Ver más en: http://www.20minutos.es/noticia/2516364/0/tradicion-oral/padres-hijos/poetas-indigenas-colombianos-paz/#xtor=AD-15&xts=467263

Comité Contra la Discriminación Racial Recomienda la Participación de los Afrocolombianos en las Negociaciones de Paz

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El Comité que monitorea la Convención Internacional contra Todas las Formas de Discriminación Racial – CERD- de Naciones Unidas  mostró su preocupación por la falta de participación de los afrocolombianos y pueblos indígenas en las negociaciones de Paz y recomendó al Estado colombiano su inclusión. Así lo manifestó en el marco de las observaciones finales y recomendaciones hechas al Estado colombiano durante la revisión de los informes periódicos 15 y 16 en Ginebra, Suiza el 4 y 5 de agosto; cuyas conclusiones y recomendaciones se publicaron recientemente.

Representantes de la sociedad civil, entre ellos Charo Mina Rojas, del Proceso de Comunidades Negras, – PCN – en representación de un colectivo de organizaciones afrocolombianas e internacionales, estuvo presente durante el examen en Ginebra, donde ella junto con representantes de otras organizaciones afrocolombianas e indígenas pudieron dar a conocer las preocupaciones de la sociedad civil sobre la discriminación estructural existente en contra de los Afrocolombianos a través de un informe alternativo.

El Comité enfatizó que “El conflicto armado sigue afectando desproporcionadamente a los pueblos indígenas y afrocolombianos debido, entre otros, a la militarización de sus territorios, la alta incidencia de violencia sexual que sufren las mujeres indígenas y afrocolombianas, la utilización de niños indígenas y afrocolombianos por grupos armados no estatales…” Además el Comité mostró su preocupación de que “las negociaciones de paz carezcan de la efectiva participación de los pueblos indígenas y de la población afrocolombiana.”

Entre sus recomendaciones el Comité solicito al Estado colombiano que “Garantice que los miembros de los pueblos indígenas y afrocolombianos, incluyendo mujeres, sean consultados en las negociaciones de paz a fin de que el proceso de verdad, justicia y reparación tome en cuenta de manera efectiva sus intereses legítimos”.

Esto no viene sino a reafirmar lo que venimos solicitando los Afrocolombianos desde hace más de un año con la creación del Consejo Nacional de Paz Afrocolombiano –CONPA-“ expresó Marino Cordoba, Presidente de la Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados (AFRODES) quien además agregó “la recomendación del CERD no hace más que dar legitimidad  internacional a nuestra solicitud, ahora esperamos que el Gobierno de Colombia cumpla con dicha recomendación y nos incluya en las conversaciones de paz, creando un grupo de trabajo para recibir la propuesta de los grupos étnicos. ”

Previo a la presentación de sus conclusiones la delegación de la sociedad civil afrocolombiana en compañía del Director Ejecutivo del Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos, Carlos Quesada, tuvieron una reunión privada con el Relator de Colombia, el Experto Independiente Carlos Vázquez, donde actualizaron al Relator sobre las principales preocupaciones y donde le presentaron recomendaciones.

Para Mina Rojas “estamos muy satisfechos por la atención que el Comité dio a nuestros principales puntos de preocupación durante la reunión con representantes de la sociedad civil y al hecho de incluir muchas de nuestras recomendaciones en sus observaciones finales.

El Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos, junto con las organizaciones afrocolombianas  le daremos seguimiento al cumplimiento de las recomendaciones hechas al Estado Colombiano por parte del Comité CERD.

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