Libertad con destierro: el caso de la activista cubana Aymara Nieto
Luego de siete años en prisión, la integrante de la organización Damas de Blanco llegó hoy hace tres meses a República Dominicana, donde, junto con su familia, intenta reconstruir su vida en libertad.
Washington D.C., 11 de noviembre de 2025 – Hoy hace tres meses, Aymara Nieto Muñoz comenzó a reconstruir su vida en Santo Domingo, República Dominicana, donde reside desde el 11 de agosto de 2025, tras ser liberada y desterrada junto a su esposo, Ismael Boris, y dos de sus hijas. Luego de más de siete años privada de libertad por motivos políticos en Cuba, la activista de 49 años, integrante de las Damas de Blanco y de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), intenta adaptarse a una nueva realidad lejos de la Isla.
“Nos han recibido muy bien en Santo Domingo. Estoy muy agradecida. Ya hicimos (Aymara y su familia) una serie de entrevistas para regularizar nuestra situación migratoria y poder trabajar. Mis hijas ya están en la escuela, gracias al apoyo de la Asociación Cubana en la República Dominicana, y del gobierno de este país”, cuenta Nieto, quien conserva el optimismo y la fe que la acompañaron durante los años más duros de su encierro. “Mi mayor tesoro en prisión fue una Biblia que me regaló mi hija mayor. Me dio fuerza para resistir”, confiesa.
Aymara fue detenida el 6 de mayo de 2018, cuando salía de su casa para participar en una manifestación pacífica de la campaña ‘Todos Marchamos’, que exigía la liberación de las personas privadas de libertad por motivos políticos en Cuba. Fue condenada por los supuestos delitos de atentado y daños a cuatro años de prisión, que comenzó a cumplir en la cárcel de mujeres de El Guatao, en La Habana.
Sin embargo, mientras cumplía esa condena, el régimen autoritario cubano volvió a procesarla, esta vez por presuntamente haber liderado un motín dentro de la prisión. El nuevo proceso terminó con una segunda sentencia de cinco años y cuatro meses, impuesta sin garantías judiciales ni derecho a una defensa efectiva. Así, Aymara pasó más de siete años consecutivos en prisión, entre castigos, traslados y condiciones degradantes.
Desde 2013, Aymara Nieto es beneficiaria de medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). En Raza e Igualdad hemos denunciado de forma sostenida las violaciones a sus derechos y las condiciones inhumanas de su encarcelamiento. Su historia forma parte del informe ‘Voces en libertad: Mujeres presas políticas en Cuba’, de la campaña #CubanasLibresYa, y del documental ‘Dos Patrias’, producido junto a Producciones La Tiorba, que retrata la represión, el encarcelamiento y silenciamiento de tres activistas cubanos.
Desde su nuevo lugar de residencia, donde llegó sin poder despedirse de su hija mayor debido a que las autoridades le negaron la última visita, Aymara sueña con estudiar psicología. “Me gustaría ser psicóloga y ayudar a otras personas. También quiero que mis hijas sean mujeres de bien”, agrega. Aunque está lejos de la Isla, mantiene su compromiso con la lucha pacífica. “Me duele mucho la situación en mi país, pero seguiré trabajando y luchando por la libertad de Cuba, incluso en la distancia”, afirma.
Desde el Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos celebramos la libertad de Aymara Nieto y reconocemos su fortaleza y dignidad después de años de represión. Al mismo tiempo, condenamos su exilio forzado, una práctica sistemática del régimen cubano para castigar la disidencia y silenciar las voces que defienden los derechos humanos.
Exigimos al Estado cubano poner fin a estas prácticas violatorias del derecho internacional, y llamamos a los organismos internacionales y a los Estados democráticos a exigir el respeto a los derechos humanos en Cuba, incluyendo la libertad inmediata e incondicional de Sissi Abascal, Felix Navarro, Saylí Navarro, Luis Manuel Otero Alcántara, Lisandra Góngora, Maykel Castillo, y todas las personas aún encarceladas por motivos políticos.