Segundo Decenio de los Afrodescendientes: Es hora de que los Estados ratifiquen la Convención Interamericana contra el Racismo

Washington, D.C., 21 de marzo de 2025.– Conmemorar un año más el Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial nos lleva a reflexionar sobre los hechos que dieron […]

Washington, D.C., 21 de marzo de 2025.– Conmemorar un año más el Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial nos lleva a reflexionar sobre los hechos que dieron origen a esta fecha, pero también sobre la persistencia de este mal y los pasos que son necesarios para combatirlo y erradicarlo, como la ratificación e implementación de la Convención Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial y Formas Conexas de Intolerancia (CIRDI).

El 21 de marzo de 1960, 20,000 personas negras protestaron en Sudáfrica contra una ley que restringía sus movimientos, lo que provocó la masacre de Sharpeville, en la que murieron 69 personas. En memoria de las víctimas, la Organización de Naciones Unidas (ONU) designó esta fecha como Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial.

Más de siete décadas después, el racismo estructural continúa afectando a personas afrodescendientes y pueblos indígenas en América Latina y el Caribe, lo que se traduce en precariedad de acceso a educación, vivienda y trabajo. A ello se suma la violencia desproporcionada por parte de fuerzas del orden y grupos ilegales.

Por ejemplo, datos del Atlas de la Violencia 2024 muestran que en Brasil, en 2022, el 66,4% de las mujeres asesinadas eran negras, con un total de 2.526 víctimas, y el 76,5% de los homicidios registrados fueron de personas negras.

En tanto, en Cuba, la pobreza extrema afecta principalmente a las personas afrodescendientes, según un estudio entre mayo y junio de 2024 por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), el cual detalla que “del total de la muestra (1,148 encuestas), el 61% dijo tener problemas para comprar lo más esencial para sobrevivir, mientras que en la población afrocubana la cifra se ubica en el 68%”.

Una oportunidad clave para combatir el racismo

El pasado 17 de diciembre de 2024, Naciones Unidas proclamó el Segundo Decenio Internacional de los Afrodescendientes. Este hecho marca una oportunidad clave para que en las Américas se impulsen acciones concretas que combatan los legados del racismo estructural, la esclavitud y el colonialismo. El éxito de esta iniciativa dependerá de la voluntad política de los Estados, algo que quedó en evidencia durante el primer Decenio (2015-2024), donde, a pesar de avances importantes, la falta de compromiso de los gobiernos impidió un cambio transformador.

Barbara Reynolds, presidenta del Grupo de Trabajo de Expertos sobre los Afrodescendientes de la ONU (WGEPAD, por sus siglas en inglés), fue clara al señalar que el primer Decenio «aumentó la concienciación sobre el racismo contra las personas negras, pero careció de suficiente voluntad política e inversión por parte de los Estados Miembros».

En América Latina y el Caribe, las desigualdades estructurales siguen afectando desproporcionadamente a las comunidades afrodescendientes e indígenas. La educación, la salud, la vivienda, el acceso a oportunidades económicas y la representación política continúan siendo barreras significativas. Además, estas poblaciones enfrentan vulnerabilidades agravadas por la crisis climática, la exclusión digital y la injusticia ambiental.

En este contexto, si los Estados realmente quieren erradicar el racismo en la región, un paso fundamental es la ratificación de la Convención Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial y Formas Conexas de Intolerancia (CIRDI).

La CIRDI: Un compromiso pendiente

La CIRDI, adoptada por la Organización de los Estados Americanos (OEA) en 2013, es un instrumento legal crucial para combatir el racismo en la región. Sin embargo, pocos países la han ratificado, dejando a millones de afrodescendientes y personas indígenas sin una protección efectiva contra la discriminación racial.

Recordemos que la CIRDI establece obligaciones claras para los Estados, incluyendo: el desarrollo de políticas públicas para eliminar la discriminación racial, la promoción de la igualdad de oportunidades para comunidades afrodescendientes e indígenas, el fortalecimiento de los sistemas de justicia para evitar la criminalización desproporcionada de estas poblaciones, y la protección de defensores y defensoras de derechos humanos afrodescendientes, entre otras.

A pesar de su importancia, la falta de voluntad política sigue siendo el mayor obstáculo. Mientras algunos países han dado pasos significativos con leyes de acción afirmativa y oficinas para la equidad racial, la ausencia de un marco regional vinculante impide avances sostenibles y coordinados.

El nuevo Decenio: Un momento decisivo

El Segundo Decenio Internacional de los Afrodescendientes no puede repetir los errores del primero. Para garantizar un verdadero cambio estructural, desde Raza e Igualdad consideramos que los Estados deben:

  1. Ratificar e implementar la CIRDI. No basta con discursos y compromisos simbólicos; es necesario que los países incorporen sus principios en sus legislaciones nacionales.
  2. Diseñar planes de acción nacionales con la participación de la sociedad civil. Sin su voz, las políticas seguirán ignorando las necesidades reales de las personas afrodescendientes y pueblos indígenas.
  3. Recolectar datos desagregados sobre la situación socioeconómica de la población afrodescendiente y pueblos indígenas. Sin cifras precisas, no hay manera de diseñar políticas efectivas.
  4. Implementar acciones afirmativas en educación y empleo.
  5. Proteger a personas defensoras de derechos humanos afrodescendientes e indígenas. Su trabajo por la defensa de sus territorios y la justicia ambiental las expone a riesgos constantes.
  6. Cumplir con las recomendaciones del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha emitido informes clave sobre el racismo en la región, pero pocos Estados han tomado medidas al respecto.

Un llamado a la acción

El racismo y la discriminación racial no son conceptos abstractos, sino realidades diarias para millones de personas afrodescendientes e indígenas en las Américas. Combatir esta injusticia requiere más que buenas intenciones; necesita decisiones políticas concretas, empezando por la ratificación de la CIRDI.

América Latina y el Caribe deben liderar esta lucha. No hay excusas para postergar más la adopción de este tratado fundamental. Es momento de actuar.

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