Activismo LGBTI+ en Cuba: Dos años del histórico 11M en La Habana
Washington D.C., 11 de mayo de 2021.– El 11 de mayo de 2019 en Cuba se registró un acontecimiento sin precedentes: ante la injustificada decisión del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) de cancelar la tradicional conga contra la homofobia y la transfobia, activistas, personas LGBTI+, aliados y aliadas de la comunidad decidieron realizar una […]
Washington D.C., 11 de mayo de 2021.– El 11 de mayo de 2019 en Cuba se registró un acontecimiento sin precedentes: ante la injustificada decisión del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) de cancelar la tradicional conga contra la homofobia y la transfobia, activistas, personas LGBTI+, aliados y aliadas de la comunidad decidieron realizar una manifestación en La Habana que aunque desató la represión del Estado, marcó el afianzamiento del movimiento LGBTI+ en el país y, por tanto, provocó una mayor visibilidad de sus realidades y demandas.
A pesar de que los recuerdos sobre ese día están marcados por la violencia y detenciones arbitrarias ejecutadas por la Seguridad del Estado en contra de las, los y les manifestantes, para personas defensoras de derechos humanos, activistas independientes e integrantes del movimiento LGBTI+ en Cuba que conversaron con el Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos (Raza e Igualdad) para conmemorar los dos años de esa histórica fecha, la marcha fue una expresión auténtica y, ante todo, fue determinada por el deseo de visibilizar a la comunidad LGBTI+ y hacer escuchar sus exigencias en materia de derechos humanos.
“La marcha fue el resultado de tres elementos fundamentales: el extendido rechazo a la decisión del Gobierno de cancelar la conga anual contra la homofobia y la transfobia, la acumulación de demandas no resueltas dentro de la comunidad LGBTI+ cubana, y el trabajo de concertación y focalización de energías de un grupo de activistas independientes”, señala Isbel Díaz Torres, defensor de derechos humanos y promotor de la plataforma AcciónLGBTIQba.
¿Qué pasó el 11M de 2019 en Cuba?
Es importante mencionar que la conga contra la homofobia y la transfobia se había venido realizando en los últimos once años como evento de apertura de la Jornada Cubana de Lucha contra la Homofobia y la Transfobia, coordinada por el CENESEX. Sin embargo, ese año, dicho órgano oficial anunció la cancelación de la tradicional manifestación argumentando “nuevas tensiones en el contexto internacional y regional”, lo cual causó gran malestar entre el movimiento LGBTI+ y la sociedad civil en general.
El rechazo a tal decisión fue casi instantáneo, asegura Díaz, quien recuerda que por medio de las redes sociales surgieron propuestas de acciones alternativas. “Si bien estas propuestas aparecieron de manera descentralizada y autónoma, el trabajo previo que varias personas veníamos realizando, fomentando el conocimiento mutuo de actores claves dentro del activismo LGBTI+, permitieron que emergiera una propuesta aceptable para la mayoría”, afirma.
Precisamente, el activista Afro-LGBTI+ Raúl Soublett, se enteró de la nueva convocatoria a través de las redes sociales, la cual citaba a las 4:00 pm en el Parque Central de La Habana. “Fui con varios amigos. Cuando llegamos no había nadie, incluso pensé que no se iba a desarrollar, pero llegada la hora que se había anunciado, sacamos nuestras banderas y de pronto se llenó el parque. Era una marcha algo desorganizada, no había líderes, no se sabía el punto hasta donde iba a llegar la marcha, pero surgió, se sumaron muchas personas, no fue tomada para propaganda política ni a favor ni en contra, solo estábamos bajo un reclamo legítimo que era el respeto y reconocimiento a nuestros derechos, y visibilizarnos”, cuenta.
Para el defensor de derechos humanos y opositor político, Boris González Arenas, el acceso a Internet desde los celulares—que en Cuba se materializó hasta diciembre de 2018—fue determinante para la organización y realización de dicha manifestación, así como para una mejor organización de la sociedad civil en general. Señala que así había quedado demostrado en enero de 2019, cuando tras el paso del potente tornado que causó graves daños, muertos y decenas de heridos en la capital cubana, la movilización de la sociedad civil en solidaridad con las víctimas desbordó la capacidad de respuesta del Estado, el cual se había mostrado indolente e ineficiente ante la tragedia, según González Arenas.
Soublett recuerda que la Seguridad del Estado se hizo presente desde el momento en que las personas comenzaron a concentrarse en el Parque Central y hubo un momento en que la marcha fue bloqueada por un grupo de agentes que intentaron disiparla. No obstante, las personas no cedieron y la Seguridad del Estado respondió con violencia y detenciones arbitrarias. “Ante ese momento lamentable, la comunidad LGBTI+ realizó una besada y sentada por varios minutos. La policía quería que las personas se retiraran, incluso trajeron guaguas (buses del transporte público) pero las personas se negaron y realizaron la besada y sentada”, dice.
El activista Isbel Díaz, por su parte, cuenta que él y su esposo Jimmy Roque Martínez ni siquiera pudieron llegar a la marcha. “El 11 de mayo, a las 8:30 am, al salir de nuestra casa, dos hombres vestidos de civil nos abordaron. Exigieron que les entregáramos los teléfonos móviles, que no nos resistiéramos, y que entráramos a las patrullas que esperaban. Nos llevaron para onceava Unidad de la Policía Nacional Revolucionaria, en Lawton, donde nos encarcelaron por el supuesto delito de «A/C-R» (actividad contrarrevolucionaria). El agente al mando de la operación me dijo que estábamos detenidos por ´organizar y convocar a una acción ilegal de desobediencia civil contra la revolución´”, relata.
El activismo LGBTI+, dos años después
González Arenas considera que la marcha del 11 de mayo de 2019 no solamente demostró la madurez del movimiento LGBTI+, sino de la sociedad civil en su conjunto, y asegura que después de esa fecha, dicho colectivo dejó de estar dividido en secciones ideológicas y pasó a estar más cohesionado. Además, afirma que ese día significó el eclipse del CENESEX y de su directora Mariela Castro. “El CENESEX iba declinando en su popularidad, que llegó a tenerla porque en su momento capitalizó al movimiento LGBTI+ y tuvo propuestas interesantes, pero con la cancelación de la marcha y las declaraciones que dio Mariela Castro al día siguiente en contra de la manifestación, se eclipsó el CENESEX”, sostiene.
La activista LGBTI+ e integrante de la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR), Irina León, no tuvo la oportunidad de participar en la histórica marcha, ya que ella vive en Pinar del Río, a más de 160 kilómetros de La Habana. A su juicio, el activismo de la población LGBTI+ en Cuba se ha visto frenado a lo largo de los años por dos factores fundamentales: el Estado y las arraigadas características machistas y patriarcales que están presentes en el pueblo cubano.
“La población LGBTI+ en Cuba está compuesta por personas dispuestas a exigir, sin descanso, el respeto y reconocimiento de sus derechos. Tenemos que ser capaces de unirnos y establecer objetivos comunes para nuestro beneficio, con los cuales le mostremos al resto de la población que somos seres humanos como ellos, con la misma necesidad de ser escuchados”, afirma León.
En tanto, Isbel Díaz asegura: “a partir de ese momento ya pudimos hablar de una comunidad LGBTI+ cubana. Antes, los esfuerzos dispersos, los egos personales, la imposibilidad de una institucionalización legal de los colectivos activistas, impedían que nos concibiéramos como un todo con objetivos comunes. Ahora, incluso dentro de la diversidad política, ideológica, cultural, racial, etaria, es posible pensarnos como una comunidad”.
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Al hablar sobre el activismo LGBTI+ en Cuba, Raúl Soublett considera que es importante mencionar el impacto que ha tenido la pandemia de COVID-19 en esta comunidad, tanto a nivel personal como a nivel de organización e incidencia. La emergencia sanitaria ha expuesto y agudizado las brechas de desigualdad existentes en la sociedad, especialmente cuando se trata de personas con orientación sexual e identidad de género diversas.
“En medio de este escenario de aislamiento físico y de duras medidas sanitarias para evitar la propagación del coronavirus, el activismo LGBTI+ en Cuba se ha tenido que reinventar formas, escenarios y pensamientos. Surgieron emprendimientos, iniciativas, grupos de apoyo y demás. A pesar de eso Cuba sigue contando con un activismo LGBTI+ precario porque los que llevan años en ello no pudieron lograr el reconocimiento ni la implementación legal de sus derechos. Además, en un país donde no existe ningún tipo de libertad, no puede haber un movimiento bien articulado, más que una cuestión genuina de espontaneidad que fue lo que ocurrió el 11 de mayo de 2019”, reflexiona.
Las y los activistas consultados por Raza e Igualdad coinciden en que actualmente la comunidad LGBTI+ tiene una agenda común, en la que destaca la inclusión del matrimonio igualitario en un nuevo Código de las Familias, la garantía del derecho de asociación—que es transversal a toda la sociedad civil—, las disculpas por parte del gobierno por la represión hacia los homosexuales en las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP) y la no violencia y discriminación contra las personas trans, entre otras demandas.
Sobre este último punto, Donna Suárez, mujer trans y activista cubana, hace hincapié en la situación de vulnerabilidad y exclusión que enfrentan las personas trans en la Isla. Señala que muchas personas trans ejercen como trabajadoras sexuales, lo cual expone su integridad y vida. Por otro lado, reclama que se esté discutiendo sobre una ley contra la violencia de género sin incluir la perspectiva de las mujeres trans, lo cual se suma a la inexistencia de una ley de identidad de género.
Respecto a la situación del activismo LGBTI+ en Cuba tras la histórica marcha del 11 de mayo de 2019, Suárez asegura: “Nos ha hecho más visibles y nos ha dado la percepción de que si no luchamos por nuestros derechos ningún órgano del Estado lo hará”.
Desde Raza e Igualdad expresamos nuestro compromiso para acompañar las demandas de la comunidad LGBTI+ en Cuba y llamamos al Gobierno a escuchar sus demandas, en correspondencia con sus obligaciones internacionales para el respeto y garantía de los derechos humanos de todas las personas, sin ningún tipo de discriminación. Instamos al Gobierno a que, en el anteproyecto de ley sobre el Código de Familia, se refleje la inclusión y se incorporen las grandes demandas del movimiento como el matrimonio igualitario y el reconocimiento de las familias diversas.