Día Internacional contra la Homofobia, Lesbofobia, Bifobia y Transfobia: la lucha por la igualdad y la no discriminación en medio de la COVID-19
Washington D.C., 17 de mayo de 2021.– La situación de discriminación y violencia que enfrentan las personas con orientación sexual e identidad de género diversas se vio agravada en el […]
Washington D.C., 17 de mayo de 2021.– La situación de discriminación y violencia que enfrentan las personas con orientación sexual e identidad de género diversas se vio agravada en el último año en el contexto de la pandemia de COVID-19. Por eso, en este Día Internacional contra la Homofobia, Lesbofobia, Bifobia y Transfobia, el Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos (Raza e Igualdad) se une al lema definido a nivel mundial para conmemorar esta fecha, que es “Juntes resistiendo, apoyando y sanando”, a la vez que reconoce la lucha que mantienen activistas y colectivos LGBTI+ de América Latina y el Caribe para el respeto y reconocimiento de sus derechos.
El Día Internacional contra la Homofobia, Lesbofobia, Bifobia y Transfobia nació en el año 2004 con el objetivo de llamar la atención sobre la discriminación y la violencia que sufren las personas LGBTI+. Se escogió el 17 de mayo como una forma de conmemorar la decisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 1990, de descalificar la homosexualidad como un trastorno mental. Desde entonces, la comunidad LGBTI+ a nivel global ha experimentado avances en el respeto y reconocimiento de sus derechos; sin embargo, aún hay muchos retos para que esta población goce de todos sus derechos y deje de ser víctima de agresiones, exclusión y estigmatización, sobre todo en una región como Latinoamérica.
Reinvención ante la pandemia
Este día, Raza e Igualdad quiere extender un reconocimiento a todas las personas que a nivel individual o colectivo trabajan para eliminar la discriminación y violencia por orientación sexual e identidad de género. Ese es el caso de Bruno Montenegro, un joven trans defensor de derechos humanos y miembro de Fraternidad Trans Masculina (FTM), de Perú, quien a pesar de las restricciones impuestas por la pandemia de COVID-19, se ha mantenido firme y comprometido en las acciones de apoyo para los hombres trans en su país.
Hasta 2019, todas esas acciones eran presenciales y consistían principalmente en talleres de autorreconocimiento, de autoestima e informativos sobre la terapia de reemplazo hormonal, pero con la emergencia sanitaria se vieron obligados a suspender todas esas actividades y, además, muchos perdieron sus empleos y se vieron obligados a regresar a la casa de sus familias, donde volvieron a enfrentar discriminación y violencia.
“No queríamos perder ese espacio, así que abrimos un espacio virtual que llamamos ´Los viernes chill’; nos juntamos cada viernes y hablamos de lo que sentimos, de los procesos que estamos atravesando”, señala Montenegro, quien asegura que uno de los impactos de la pandemia en la población transmasculina es que se han visto imposibilitados de continuar con la terapia de reemplazo hormonal, lo cual implica que vuelvan a menstruar y eso les causa mucho malestar físico y emocional.
Para Montenegro, la resiliencia es una característica muy común entre las personas trans, por lo que la exalta como un arma poderosa para combatir y resistir ante la LGBTIfobia.
“La vida es un carnaval”
Si de resiliencia se trata, la activista trans y exprisionera política nicaragüense Celia Cruz es un ejemplo de ello. A 22 días de haber sido excarcelada, Celia muestra una actitud inquebrantable y llama a ver la vida como un carnaval. “Todos deberíamos decir que la vida es un carnaval, está llena de colores, alegría, carencias y diferentes ritmos y tenemos que aprender a adaptarnos al ritmo”, asegura.
Cruz estuvo en una cárcel de hombres desde el 21 de abril de 2020 hasta el 25 de abril de 2021. Inició su activismo interpretando a la cantante Celia Cruz en eventos y participando en procesos de formación. Desde el estallido social de abril 2018, se involucró en las protestas ciudadanas y se convirtió en “la voz cantante” en manifestaciones en su natal Isla de Ometepe, departamento de Rivas, y en la capital Managua, además que participó en tranques y en la entrega de víveres a protestantes. Todo lo anterior fue utilizado por las autoridades nicaragüenses para arrestarla y condenarla a 13 años y 2 meses de prisión.
A pesar de haber sido excarcelada, Cruz es víctima de constante asedio policial e intimidación, razón por la cual no ha podido volver a organizar eventos y ha optado por usar las redes sociales para continuar combatiendo la transfobia. Asegura que hay que seguir trabajando por una Nicaragua más abierta y más inclusiva en todos los sectores porque “siempre hay discriminación por razones de género, religión, orientación sexual”.
Inclusión, empatía y formación
La mayoría de países de América Latina y el Caribe no cuentan con leyes que protejan y promuevan los derechos de la población LGBTI+ desde una mirada amplia sobre la orientación sexual y la identidad de género como factores que caracterizan de una forma particular la experiencia de vida de las personas. Un total de 11 países de la región reconocen las agresiones contra personas LGBTI+ como crímenes de odio, mientras que 14 tienen algún tipo de protección contra la discriminación laboral.
A la falta de un marco legal, se suman el machismo y la heteronormatividad, dos determinantes que están fuertemente arraigados en las sociedades latinoamericanas. Ante este panorama, activistas de la región afirman que el combate y la resistencia ante la LGBTIfobia se origina en decisiones y procesos personales.
En ese sentido, la psicóloga cubana y defensora de derechos humanos, Kirenia Núñez, explica que para el desarrollo y difusión de la campaña Exprésate—lanzada a inicios de este 2021 para promover el derecho a la libertad de expresión en Cuba—se propusieron incluir a la mayor diversidad de participantes posible, como una forma de combatir la LGBTIfobia, y que a nivel personal lo hace exteriorizando sus experiencias y haciendo parte de ellas a aquellas que personas que aportan cosas buenas a su vida.
“En este último año lo que he hecho es expandir mi red de apoyo, sobre todo con personas diversas, personas que tienen experiencias y que han llegado a mi vida a aportar, no solo desde la conceptualidad, sino también de las vivencias, y eso me ha ayudado a crecer como mujer, como persona, como mujer que ama a otra mujer”, comparte.
La bióloga y rectora de la Universidad EAN, de Colombia, Brigitte Baptiste, opina que el humor es una buena forma de combatir y resistir ante la LGBTIfobia, pero también señala que es muy importante la sensibilidad. “La capacidad de ponerse en los zapatos de la otra persona”, indica Baptiste, quien como mujer trans ha sido objetivo de ataques por medio de las redes sociales.
En tanto, para Liken Lee, activista trans e integrante de la organización Trans Siempre Amigas (TRANSSA), de República Dominicana, ha sido fundamental su participación en procesos para conocer sus derechos, así como en organizaciones de apoyo a personas trans que velan por su bienestar y salud mental. Lee comparte que una forma de empoderarse fue terminar su carrera de Contabilidad, pero no ha podido ejercerla por la discriminación que existe en el mercado laboral contra las personas trans y porque este país caribeño no cuenta con una ley de identidad de género.
En este Día Internacional contra la Homofobia, Lesbofobia, Bifobia y Transfobia también queremos unirnos a la declaración conjunta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y personas expertas en derechos humanos, en la cual llaman a los Estados y otros actores involucrados a considerar el impacto negativo de las narrativas excluyentes o estigmatizantes en la violencia y la discriminación contra las personas lesbianas, gay, bisexuales, trans y de género diverso (LGBT). La declaración también destaca la necesidad de garantizar que la religión y la tradición no se utilicen para promover la discriminación de las personas por su orientación sexual e identidad de género.
En Raza e Igualdad creemos que el combate a la LGBTIfobia debe partir de políticas de Estado como leyes que protejan y promuevan los derechos de las personas LGBTI+, capacitaciones a autoridades clave como operadores de justicia y personal de salud, campañas de sensibilización sobre la orientación sexual y la identidad de género, entre otras, así como la firma y ratificación de la Convención Interamericana contra toda forma de Discriminación e Intolerancia. Por tanto, hacemos un llamado a los Estados a conocer las realidades de la población LGBTI+, incluyendo la generación de datos desagregados sobre la violencia contra personas LGBTI+, y responder a sus demandas en materia de derechos humanos.