“Historia de Nieves Matamoros: Otra activista de las Damas de Blanco víctima del Estado Cubano”

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A su puesto llegaron las primeras veces a hostigarla. Nieves Matamoros, de 55 años, tenía un puesto de viandas en La Habana, en donde vendía todo tipo de productos agrícolas junto con su hijo, de 34 años. En varias ocasiones oficiales de policía la multaron arbitrariamente, pero la situación empeoró cuando Nieves se unió a […]

A su puesto llegaron las primeras veces a hostigarla. Nieves Matamoros, de 55 años, tenía un puesto de viandas en La Habana, en donde vendía todo tipo de productos agrícolas junto con su hijo, de 34 años. En varias ocasiones oficiales de policía la multaron arbitrariamente, pero la situación empeoró cuando Nieves se unió a las Damas de Blanco en 2014. “Allí fue cuando más me atosigaron y me presionaban con mi familia”, recuerda.

Nieves salía vestida toda de blanco a pedir la liberación de los presos políticos en Cuba, y en varias ocasiones la detuvieron por 24 o 48 horas. Ella sabía que el riesgo de quedarse detenida era inminente, pero no dejó de asistir a las manifestaciones.

Los impuestos por altas cantidades, a ella y a su hijo, y las multas por escándalo público que le asignaban cada domingo que salía a protestar, se fueron acumulando. Para abril de 2018, Nieves le debía al Estado 18 mil pesos cubanos y su hijo les debía 13 mil. “Eran multas que yo no podía pagar”, aclara la activista. Nieves fue a la oficina de multas a pedir una prórroga o comodidades de pago, pero el oficial se negó argumentando que debía pagarlo todo de una vez.

Una citatoria judicial llegó a la casa de Nieves para el lunes 9 de abril de 2018, pero la Seguridad del Estado se encargó de detenerla un día antes, cuando la activista se unió a una nueva caminata de las Damas de Blanco: la tiraron al piso, le dieron golpes y la trasladaron a la estación policial.

Al siguiente día, Nieves fue llevada a juicio junto con su hijo. Uno de los testigos en el juicio fue el oficial al que Nieves fue a pedirle una prórroga, pero este testificó que la activista nunca había ido a su oficina. Así, arbitrariamente y de forma exprés, los condenaron a ambos a un año y seis meses por el incumplimiento de pago de multas, conviertiéndoles en dos víctimas más de la estrategia del Estado cubano de imponer multas arbitrarias a las personas que participan en protestas y luego encarcelarlas por no pagar las mismas. Actualmente, hay por lo menos siete presos políticos cumpliendo condenas así.

“Yo les dije a los esbirros: lograron lo que ustedes querían, pero voy a hacerles oposición desde allá adentro”, fue lo último que pudo decir Nieves en la sala judicial.

Tiempo en prisión

Durante dos meses, Nieves estuvo recluida en la Prisión de Mujeres de Occidente “El Guatao”, donde por una semana estuvo detenida en un calabozo, sin derecho a visitas ni contacto con otras reclusas. Después la trasladaron a la Prisión de Mujeres “La Bellote”, en la provincia de Matanzas, en donde estuvo durante once meses.

En ambas cárceles, Nieves asegura que las condiciones eran “malísimas”. En Matanzas en varias ocasiones le quitaron el acceso a comunicaciones y a sus familiares les negaban la entrada sin razón válida. Allí en prisión, a Nieves le detectaron un quiste en el riñón izquierdo. Ella cree que es por los golpes que recibió al momento de su detención y otros que recibió en el costado durante el tiempo que estuvo encarcelada.

“Mi familia sufrió muchísimo, a mi esposo le afectó bastante, mi hija nunca pudo llegar a prisión”, cuenta Nieves.

Finalmente, después de un nuevo traslado a El Guatao, Nieves fue liberada el 5 de octubre de 2019.

En libertad

Pero sus problemas médicos salieron a luz. A finales de 2019 fue operada de dos fibromas. “Creo que era el agua contaminada, la mala alimentación, se fueron agrandado hasta que reventaron”, conjetura.

Actualmente, Nieves vive con su esposo, su hijo, que también fue liberado el año pasado, y sus tres nietecitos, todos menores de 12 años.

Aunque no ha recibido amenazas directas de las autoridades cubanas, aún sufre las consecuencias de su detención irregular: sigue enferma de los riñones, de los nervios, se recupera de sus recientes cirugías, por lo que no ha logrado abrir nuevamente su puesto de viandas ni se ha reincorporado a sus labores de activismo.

Espera que al mejorar su salud, pueda retomar la vida que antes tenía.

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