Declaración y el Programa de Acción de Durban: Expectativas de la sociedad civil sobre el proyecto de Declaración Internacional de protección, promoción y efectivo cumplimiento de los derechos de los afrodescendientes

Declaración y el Programa de Acción de Durban: Expectativas de la sociedad civil sobre el proyecto de Declaración Internacional de protección, promoción y efectivo cumplimiento de los derechos de los afrodescendientes

El 15 de enero de 2025, el Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos (Raza e Igualdad) y la Articulación Latinoamericana para los Decenios Afrodescendientes (ALDA) organizaron una reunión en la sede de Raza e Igualdad en Ginebra, con el objetivo de avanzar en la implementación de la Declaración y el Plan de Acción de Durban. En esta reunión participaron las Misiones de Brasil -con representación del Ministerio de Igualdad Racial (MIR)-, de Colombia, de México y de Chile; así como representantes del Foro Permanente sobre los Afrodescendiente de Naciones Unidas y organizaciones de la sociedad civil de países como Brasil, Costa Rica, Chile y Argentina. 

Este encuentro se llevó a cabo en el marco de las actividades del Grupo de Trabajo Intergubernamental, reunido del 13 al 17 de enero de 2025 en Ginebra. Su principal objetivo fue visibilizar la implementación del Plan de Acción y la Declaración de Durban, así como resaltar la importancia de una alianza estratégica para la incidencia política en el proyecto de declaración internacional para la protección, promoción y cumplimiento efectivo de los derechos de las personas afrodescendientes. Es importante destacar que hubo poca participación directa de entidades de la sociedad civil en este espacio intergubernamental, ya que solo pudieron asistir organizaciones de la sociedad civil con «estatus consultivo ECOSOC de la ONU» [1] o que hubieran participado en la Conferencia de Durban en 2001. 

Por esta razón, Raza e Igualdad y ALDA [2] participaron en la 23ª Sesión del Grupo de Trabajo Intergubernamental sobre la Implementación Efectiva de la Declaración y el Programa de Acción de Durban (IGWG, por sus siglas en inglés), para apoyar el proyecto de Declaración de los Derechos de las Personas Afrodescendientes. Como grupos de la sociedad civil, presentamos algunas consideraciones importantes que los gobiernos deben tener en cuenta en este proyecto de Declaración. Además de brindar apoyo esencial a las Misiones de Brasil y Colombia para que puedan liderar y amplificar las voces de casi 200 millones de afrodescendientes en las Américas, queremos destacar la necesidad de garantizar la participación y escucha de la sociedad civil y de los pueblos afrodescendientes, así como de la población latinoamericana y caribeña. En este sentido, destacamos algunas recomendaciones: 

Apoyamos al Gobierno de Colombia, que en esta sesión presentó una postura muy clara sobre el reconocimiento de los afrodescendientes como sujeto colectivo en el marco de la jurisprudencia internacional y de las naciones que lo han establecido por ley. Por lo tanto, el proyecto de Declaración debe considerar en su lenguaje a las personas, comunidades y pueblos afrodescendientes. 

Consideramos necesario ampliar el concepto de afrodescendiente como una expresión civilizatoria que tiene su origen en la experiencia de la trata de esclavos africanos ocurrida entre los siglos XVI y XIX en las Américas. Los afrodescendientes deben ser reconocidos como grupos étnico-culturales que también habitan territorios rurales, preservan instituciones culturales tradicionales y se definen como tales. 

El concepto de pueblos afrodescendientes se está integrando en el sistema internacional de derechos humanos, salvaguardando el derecho de los miembros de estas comunidades a ser sujetos colectivos de derechos, más allá de las categorías tradicionales de “igualdad y no discriminación como principio fundamental de los derechos humanos» (Recomendación General 34 de 2011 del CERD). 

Desde la perspectiva del concepto de «diáspora africana» aplicado a los afrodescendientes en las Américas, el sistema de justicia interamericano reconoce a los afrodescendientes rurales como «pueblos tribales», ya que las comunidades rurales mantienen una relación con el territorio que va más allá de los aspectos físicos, transformándolo en un mecanismo de lucha, trascendencia política y reivindicación de su ancestralidad. 

El movimiento afro-latinoamericano ha tenido siempre una participación colectiva y activa en la agenda internacional de derechos, incluso antes de Durban. Por ello, subrayamos la importancia de este evento y la necesidad de fortalecer lazos, redes y articulaciones para garantizar la voz de nuestros pueblos. 

Las misiones presentes en la reunión cerrada destacaron la necesidad de una mayor aproximación con la sociedad civil, con el fin de proporcionar conceptos y datos actualizados para el combate al racismo en las Américas, y de esta manera contribuir al texto de la Declaración que está siendo debatido en este Grupo de Trabajo Intergubernamental. También se discutieron temas como reparación, el uso de nuevas tecnologías de inteligencia artificial y la importancia de la agenda climática. 

Al finalizar los trabajos, se concluyó la primera lectura del texto de la Declaración, y en las próximas reuniones del Grupo de Trabajo Intergubernamental se podrán realizar nuevos aportes al documento. 

Raza e Igualdad y ALDA expresan su convicción de que este espacio debe ser plural y esperamos que, aunque sea de manera indirecta, podamos promover una mayor participación de las entidades de la sociedad civil en la construcción de la Declaración sobre la protección, promoción y cumplimiento efectivo de los derechos de las personas afrodescendientes. 

 

[1] https://ecosoc.un.org/en/ngo/consultative-status 

[2] La Articulación Latinoamericana para los Decenios Afrodescendientes ALDA y la Coalición de Organizaciones defensoras del Territorio ancestral, las tierras colectivas de los Afrodescendientes de América Latina y el Caribe, somos parte del movimiento social afrodescendiente que promueve la causa del reconocimiento, la justicia y las reparaciones históricas de la diáspora africana en el mundo. ALDA y la COALICIÓN fuimos parte de las organizaciones de la sociedad civil que apoyamos y promovimos la propuesta de reconocimiento de pueblo afrodescendiente en el derecho internacional, especialmente en el marco de la pasada COP 16 que se celebró en la ciudad de Cali con el auspicio del gobierno de Colombia. 

 

¡Justicia para Leandro y Smith!: La juventud de Quibdó exige vivir, no ser marcada por el miedo y la violencia

Bogotá, 24 de enero de 2025.- El recrudecimiento de la violencia armada el municipio de Quibdó, Chocó; constituye una violación flagrante de los derechos fundamentales y pone de relieve el racismo estructural y la exclusión histórica que enfrentan las comunidades del departamento del Chocó. Según Darwin Lozano – veedor del Chocó – esta violencia ha cobrado la vida de 11 jóvenes en lo que va de 2025, evidenciando la urgencia de implementar medidas efectivas que protejan a nuestra juventud y garanticen su derecho a vivir en paz. Además, datos de colectivos sociales revelan que, en 2024, fueron asesinados 148 jóvenes, mientras que en 2023 el Instituto Nacional de Medicina Legal registró 66 víctimas fatales entre adolescentes y jóvenes en el departamento del Chocó. 

José Alejandro Valencia Valencia (Leandro) y Juan David Ramírez Rodríguez (Smith) fueron dos jóvenes que encontraron en el baile urbano una herramienta de transformación social y un camino para alejarse de la violencia que golpea a Quibdó. A través de la iniciativa «Bailar por la paz, para no ver más muertes», hicieron parte de ‘Voces de Poder’ de UNICEF Colombia, un proyecto que impulsa el liderazgo juvenil en el Pacífico colombiano y fortalece narrativas de paz y convivencia. Además, integraban la agrupación “Chicos Dance”, reafirmando el arte como una vía para la reconstrucción del tejido social. 

En este contexto de violencia desbordada, José Alejandro de 17 años y Juan David de 19 años, fueron reportados como desaparecidos el pasado 19 de enero de 2025, antes de que se confirmara su asesinato, una práctica desafortunada cada vez más común en Quibdó, donde bandas criminales ejercen control territorial. Sus cuerpos fueron hallados días después, en un contexto que apunta a la acción de estructuras armadas ilegales que operan impunemente en la región, perpetuando el miedo y la desolación en las comunidades. A pesar de haber dedicado sus vidas al arte y a la construcción de paz, sus asesinatos evidencian el riesgo constante que enfrentan los jóvenes del Chocó, especialmente aquellos que buscan alejarse de la violencia y desafiar el orden impuesto por los grupos ilegales.  

El racismo sistémico que atraviesa la historia del Chocó se manifiesta en la ausencia de oportunidades, la falta de inversión en educación, salud y empleo, y en la desprotección de sus habitantes frente a la violencia armada. Esta realidad que vulnera los derechos fundamentales de las personas afrodescendientes también perpetúa un ciclo de discriminación y marginalización incompatible con los mandatos constitucionales y los compromisos internacionales asumidos por Colombia. 

Desde Raza e Igualdad, rechazamos la violencia sistemática que ha cobrado la vida de cientos de jóvenes en los últimos años y expresamos nuestras condolencias a las familias de las víctimas, quienes cargan el peso de una pérdida irreparable. Esta crisis exige medidas inmediatas por parte del Estado colombiano para garantizar la protección de la vida y la dignidad de las y los jóvenes afrocolombianos en el Chocó. 

Hacemos un llamado firme y urgente al Gobierno Nacional, al Sr. Presidente Gustavo Petro; la Sra. Vicepresidente Francia Elena Márquez; la Sra. Gobernadora del Chocó Nubia Carolina Córdoba y el Sr. Alcalde Rafael Andrés Bolaños para que concentren sus esfuerzos en la implementación de políticas públicas que aborden de manera integral las raíces estructurales de la violencia, desarticulen los grupos armados que operan en la región y promuevan condiciones de justicia, equidad y desarrollo sostenible. La vida de las y los jóvenes afrocolombianos no puede seguir siendo sacrificada ante la indiferencia institucional. 

El Chocó no puede seguir siendo un territorio de exclusión y olvido. Garantizar la paz, la seguridad y los derechos de su población es un deber irrenunciable del Estado y una exigencia moral para toda la sociedad colombiana. 

Las instituciones y la sociedad deben responder con firmeza para restablecer la paz y la convivencia en el departamento del Chocó. 

11 líderes y lideresas de América Latina fortalecen sus capacidades en Ecuador

Imágenes de una jornada que se realizó a finales de octubre en Quito, Ecuador, y reunió a 11 líderes y lideresas de Costa Rica, Panamá, Perú y Uruguay, quienes compartieron sus experiencias y fortalecieron sus capacidades durante una serie de sesiones de formación facilitadas por FLACSO Ecuador, en la que se abordaron temas como los derechos humanos en la región, y los principales desafíos que se registran en América Latina. 

Este encuentro, que se realizó en el marco del proyecto ‘Empoderamiento de líderes y lideresas emergentes’ llevado a cabo por Raza e Igualdad, agrupó en total a 10 organizaciones de la sociedad civil independiente, como la Asociación Panameña de Debate (ASPADE), la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, la Fundación Mujer, la Fundación Convive Panamá, la Organización Social Salvador, la  Unión Trans, el Centro de Promoción Social (CERPROS), el Centro de Desarrollo de la Mujer Negra Peruana, Mujeres Rímenses, y Fraternidad Trans Masculina Perú. 

 



Programa de pasantías para jóvenes afrodescendientes e indígenas en Chile: Una iniciativa para fortalecer el liderazgo social y la inclusión laboral

Washington, DC; 12 de noviembre de 2024.– El Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos (Raza e Igualdad), la Colectiva de Mujeres Afrodescendientes Luanda y la Asociación Indígena Mapuche Rayen Leufú presentan un programa de pasantías dirigida a jóvenes afrodescendientes e indígenas en Chile.

Esta iniciativa se presenta en el marco del proyecto Iniciativa de equidad en el fortalecimiento de colaboración y empoderamiento de las comunidades afrodescendientes e indígenas en América Latina y el Caribe” y tiene como objetivo fundamental fortalecer las capacidades de jóvenes afrodescendientes e indígenas mediante el desarrollo de competencias para impulsar la inclusión laboral de personas afrodescendientes e indígenas, contribuyendo así al fortalecimiento de la equidad étnico-racial.

¿Quiénes pueden postular?

Jóvenes afrodescendientes e indígenas de entre 20 y 30 años en Chile, que cuenten con experiencia en liderazgo e incidencia por los derechos de las personas afrodescendientes e indígenas.

Detalles de las Pasantías:

Modalidad: Presencial, con reuniones virtuales.

Duración: 2 meses (enero a marzo de 2025). Las pasantías cuentan con un estipendio mensual y formación continua.

Postula antes de las 23:59 (hora de Chile) del 29 de diciembre de 2024, enviando los documentos requeridos y completando el formulario de la convocatoria a la cual estás postulando.

  • Pasantía para jóvenes afrodescendientes:

Conoce todos los detalles de la convocatoria y cómo postular, aquí:

https://raceandequality.org/wp-content/uploads/2024/12/Terminos-de-referencia_Pasantias_Jovenes-afrodescendientes_Chile_2025_ampliacion_2.pdf 

  • Pasantías para jóvenes indígenas:

Conoce todos los detalles de la convocatoria y cómo postular, aquí:

https://raceandequality.org/wp-content/uploads/2024/12/Terminos-de-referencia_Pasantias_Jovenes-indigenas_Chile_ampliacion.pdf

¡Aprovecha esta oportunidad y contribuye al cambio social en Chile!

En Cuba, la pobreza extrema afecta principalmente a las personas afrodescendientes de la Isla

Bogotá, 29 de octubre de 2024 – “Cuba no es como te la cuentan”, advierte Yaxys Cires, director de Estrategia del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), la organización de la sociedad civil independiente cubana, que publicó en julio de 2024 el séptimo informe sobre los derechos sociales en este país, en el que se reveló que la pobreza extrema en la Isla  había escalado al 89%.

El abogado oriundo de la provincia cubana de Pinar del Río explica cada uno de los hallazgos que evidencian cómo la falta de recursos afecta principalmente a las personas afrodescendientes de Cuba. “Del total de la muestra (1,148 encuestas), el 61% dijo tener problemas para comprar lo más esencial para sobrevivir, mientras que en la población afrocubana la cifra se ubica en el 68%”, dice.

El 12% aseguró que estaba en situación de desempleo, una realidad que afecta al 15% de las personas afrocubanas encuestadas. También se conoció que ocho de cada 10 afrodescendientes que hicieron parte de este estudio, afirmaron que habían dejado de desayunar, almorzar o cenar, situación que afectó a siete de cada 10 personas blancas o mestizas de este informe.

Por otro lado, el 92% de las personas afrocubanas desaprobaron el servicio de salud pública; y el 81% dijo que no recibía remesas, una cifra mayor al 71% de las personas blancas que señaló que tampoco obtenía este tipo de ingresos de familiares viviendo fuera de la Isla. “Sin duda, tienen menos apoyo para enfrentar la dura realidad que se vive en Cuba”, agrega Cires.

Los hallazgos que evidencian cómo la pobreza extrema afecta principalmente a las personas afrodescendientes de Cuba, ya se habían registrado en 2023, en el sexto informe del OCDH sobre los derechos sociales en este país. En aquel entonces, el 21% de las personas afrocubanas dijo que residía en viviendas en peligro de derrumbe, una cifra que contrasta con el 15% del total de las personas consultadas (1,353), que afirmó que estaba en igual situación.

Esta encuesta también reveló que el 23% de las personas afrodescendientes carecía permanentemente del servicio de agua potable, una realidad que afectó al 17% del total de quienes participaron en el estudio del año pasado.

Los hallazgos del Observatorio Cubano de Derechos Humanos demuestran que las personas afro en Cuba tienen mayores dificultades para encontrar un empleo, alimentarse, acceder a agua potable, y poseer una vivienda digna, en comparación con otros grupos poblacionales de este mismo país. “La situación de las personas afrocubanas es muy precaria, viven en zonas insalubres, tienen los salarios más bajos, y poca escolaridad”, dice Eroises González, una mujer afro de La Habana que coordina la organización Plataforma Femenina.

Otra habanera afrodescendiente de Cuba, Laritza Diversent, quien dirige la ONG Cubalex, afirma que estas violaciones a los derechos humanos son, la gran mayoría de ocasiones, naturalizadas por la misma sociedad civil. “La discriminación racial, por ejemplo, no es un tema prioritario, por tanto, no se entra ahí a hacer estos estudios, a identificar estos comportamientos”, agrega.

Censo poblacional

De acuerdo con la experta en los derechos de las personas afrodescendientes, la afrouruguaya Noelia Maciel, las cifras del OCDH evidencian el racismo sistémico que existe en Cuba, “y ha estado presente en todo el proceso socialista”.

“Esas desigualdades se ven reflejadas en la falta de acceso al empleo, las inequidades en los niveles educativos, la no recepción de remesas, que es lo que permite sostener la vida cotidiana en la Isla; y también en los procesos migratorios. Las poblaciones afro son las que tienen más barreras para salir del país”, dice Maciel, quien afirma además que en el último censo poblacional de la Isla (en 2012), no se evidenciaban estas inequidades porque se desconocía la existencia de ascendencias étnico-raciales diferenciadas, “negando de alguna forma como el componente racial es un factor de vulnerabilidad y de obstáculos para el ejercicio de los derechos”.

En 2022, el Estado de Cuba debió realizar un nuevo censo de población y vivienda, sin embargo, este proceso fue aplazado para el año 2025. De acuerdo con la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), el retraso se originó por la grave crisis económica que sufre este país.

“Cuba por autodefinición está en un momento de economía de guerra, y realizar censos es muy costoso, y más en este momento donde hay ciertos estándares que se imponen a nivel regional, como hacer estos procesos en formatos más electrónicos. Pero igualmente por parte del Estado cubano no hay interés de que se pueda realizar un censo y se empiecen a visibilizar estas desigualdades, sobre todo incorporando las recomendaciones que los organismos internacionales hacen, como la incorporación del término afrodescendiente (que representa a las personas pertenecientes a diversas culturas descendientes de población africana que sobrevivió al sistema esclavista, de acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas)”, afirma Maciel.

En el último censo poblacional de la Isla se conoció que en 2012 este país tenía 11,167,325 habitantes, entre personas blancas, negras y mestizas. Sin embargo, en este recuento estadístico no se hizo una distinción entre quienes eran negras, mestizas y mulatas, por lo que no se pudo establecer quiénes eran los y las afrodescendientes de Cuba, ni cuáles eran sus condiciones reales de vivienda.

Perfilamiento racial

Los hallazgos de los dos últimos informes sobre los derechos sociales en Cuba evidencian cómo la pobreza extrema afecta a la mayoría de la población cubana, principalmente a las personas afrodescendientes de este país, que además de no contar con lo esencial para sobrevivir, también son víctimas de prejuicios por parte de las autoridades cubanas, que los y las persiguen, reprimen, hostigan y detienen, “por el simple hecho de ser personas negras”, de acuerdo con Diversent.

“La represión también está vinculada a la persecución de las personas afrodescendientes por lo que se conoce como perfilamiento racial”, agrega Diversent, quien sostiene que un análisis de la organización Cubalex, reveló que los y las afrocubanas condenadas por haber participado en las históricas y multitudinarias protestas del 11 de julio de 2021, habían recibido sentencias más severas en comparación con las personas blancas que aquel día salieron a las calles a exigir sus derechos.

De acuerdo con este documento, las personas negras “que el Estado clasifica con una ‘conducta desfavorable’ reciben sanciones con una duración promedio de 13.02 años, mientras que las personas no afrodescendientes, bajo la misma clasificación, tienen sanciones promedio de 12.0 años”. Este hallazgo se suma a las cifras antes mencionadas, evidenciando cómo esta población sobrevive en la Isla.

“En 2009, yo fui víctima del perfilamiento racial. En una ocasión trabajaba en un centro de turismo y unos huéspedes canadienses querían conocer donde ver y disfrutar jazz cubano, entonces yo les indiqué ‘La zorra y el cuervo’ (club ubicado en El Vedado, zona comercial de La Habana), pero ellos me pidieron que los acompañara. Pasamos por el malecón, seguimos caminando y luego llegaron unos policías a pedirme mi identificación. Ahí mismo me cargaron, me subieron a una patrulla, y me llevaron a una estación hasta que les dio la gana. No pude acompañar a los turistas”, cuenta Norberto Mesa, un activista afrocubano que fundó en 1998 la organización Cofradía de la Negritud, un proyecto ciudadano que surgió con el propósito de luchar contra la discriminación y el racismo estructural en este país.

El pinareño (de la provincia de Pinar del Río) y defensor de los derechos humanos afirma que este tipo de situaciones siguen ocurriendo en Cuba, y agrega que la población afrocubana en los centros penitenciarios es mucho mayor en comparación con otros grupos poblacionales. También dice que hay discriminación racial en los espacios laborales, y muy poca representación de personas negras en las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes).

Recomendaciones incumplidas

En 2018, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de Naciones Unidas (CERD o el Comité), aprobó sus observaciones finales luego de examinar el informe nacional que entregó en aquel entonces el Estado de Cuba, sobre las personas afrocubanas. El Comité señaló, entre otras cosas, que la población afrodescendiente continuaba “siendo víctima de racismo y discriminación estructural, como producto del legado histórico de la esclavitud”, lo cual se manifestaba “en la brecha de desigualdad” relacionada con los derechos económicos, sociales y culturales de esta población, en comparación con el resto.

El CERD registró varias preocupaciones acerca del censo, la situación de las personas defensoras de los derechos de la población afrocubana, la discriminación racial, el acceso a la justicia, el uso excesivo de la fuerza, los estereotipos raciales, y el no reconocimiento de este tipo de violencias por parte del Estado. Estas problemáticas aún siguen latentes en Cuba, y se ven reflejadas en los hallazgos divulgados por el OCDH, y en el análisis realizado por Cubalex.

El órgano de expertos independientes que supervisa la aplicación de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, también hizo  una serie de recomendaciones al Estado que apuntan a que más personas puedan autorreconocerse como afrodescendientes, que permiten conocer cómo realmente viven las personas negras en la Isla, y que combaten la desigualdad, que, tras seis años de este documento, sigue imperante.

De acuerdo con Maciel, el Estado de Cuba debería presentar un informe oficial sobre la implementación de las recomendaciones del CERD en 2025, debido al retraso del calendario de revisión por países, que causó la pandemia del Covid-19.

Los hallazgos encontrados por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos y el análisis realizado por Cubalex, también evidencian que las autoridades de este país no han cumplido los objetivos del Decenio Internacional de los Afrodescendientes (2015-2024), que se centran en el reconocimiento, la justicia y el desarrollo de esta población.

“Cuba, al igual que la mayoría de los países de América Latina, los países de la diáspora, han hecho muy poco durante el decenio. No han habido planes que permitan crear políticas públicas diferenciadas. En el caso de la Isla, hay un problema particular, y es que ellos niegan la discriminación racial. Entonces el gobierno al negar la discriminación racial, evidentemente no plantea la necesidad de tener políticas públicas diferenciadas”, dice Carlos Quesada, director del Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos (Raza e Igualdad), quien agrega que el decenio proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, terminará el próximo 31 de diciembre de 2024.

Las cifras de los dos últimos informes del OCDH también revelan, de acuerdo con Quesada, cómo el racismo estructural en este país ha impedido que la población afrocubana pueda ascender o acceder a una escala social un poco más alta, incluyendo, por ejemplo, el motor de la economía nacional, que es el turismo. “Cuba, en materia de lucha contra la discriminación racial se encuentra por lo menos 70 años atrás de todos los países de América Latina, incluyendo Estados Unidos”, agrega el abogado y periodista costarricense.

Como lo mencionó Cires al inicio de este artículo, la realidad de las personas afrodescencientes en Cuba no es como lo cuentan las autoridades cubanas; en su día a día ellas enfrentan discriminación y violencia en diversas formas.

El último censo no reconoce a las personas afrodescendientes en su totalidad, y como está documentado en las recomendaciones del CERD, en la Isla se niega la existencia de discriminación racial; aun cuando hay activistas y personas defensoras de los derechos humanos denunciando las condiciones precarias en las que vive la población afrocubana, y pese a que se publiquen informes, como los del OCDH, y análisis, como el realizado por Cubalex, que evidencian una realidad opuesta a la descrita por el Estado. 

Desde Raza e Igualdad hacemos eco a los hallazgos que revelan el racismo y la discriminación estructural en Cuba, y solicitamos que el Estado cubano reconozca estas desigualdades, impulse acciones que permitan el autorreconocimiento de las personas afrodescendientes, y cree políticas públicas encaminadas a mejorar las condiciones de vida de esta población, y a combatir la pobreza, la exclusión social y la marginación, que afectan de manera desproporcionada a las personas afrocubanas.

Ante el auge de la extrema derecha en Latinoamérica, líderes afrolatinos, indígenas y LGBTI+ sostuvieron reuniones de incidencia en Washington D.C.

Washington D.C., 16 de octubre 2024.- Ante la creciente influencia de movimientos de extrema derecha y el preocupante avance de agendas racistas y xenófobas en América Latina y el Caribe, una delegación de liderazgos afrolatinos, indígenas y LGBTI+, encabezada por el Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos (Raza e Igualdad), sostuvo reuniones clave de incidencia en Washington D.C. con el Congreso de los Estados Unidos, el Departamento de Estado y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Durante estos encuentros, la delegación presentó soluciones y perspectivas críticas frente a problemas como la discriminación racial y de género, la brutalidad policial y la sistemática falta de acceso a servicios esenciales como la salud y la educación.

Asimismo, la delegación presentó recomendaciones para promover la formulación e integración de políticas más inclusivas y equitativas en marcos clave como el Plan de Acción Conjunta para la Igualdad Racial y Étnica (JAPER), el Plan de Eliminación de la Discriminación Racial en las Américas (CAPREE) y la Declaración de Asociación de América del Norte por la Equidad y la Justicia Racial. 

Durante las reuniones, Mauricio Ye’kwana, Director Ejecutivo de Hutukara Associação Yanomami, abordó la crisis de violencia que enfrenta los territorios indígenas en Brasil, destacando las constantes amenazas derivadas de la explotación minera ilegal y la falta de reconocimiento gubernamental de sus tierras ancestrales. Ye’kwana señaló la negligencia del gobierno en su protección y la impunidad que rodea los asesinatos de líderes indígenas. También alertó sobre el preocupante reclutamiento de jóvenes indígenas por grupos armados, lo que debilita la cohesión comunitaria. Además, hizo un llamado urgente a la representación indígena en foros internacionales como la COP, enfatizando la necesidad de reconocer a los pueblos indígenas como guardianes esenciales del medio ambiente.

Bruna Benevides, Presidenta de la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales (ANTRA), de Brasil, expuso las violaciones de derechos humanos que enfrentan las mujeres trans, especialmente las mujeres trans negras. Benevides señaló que el componente racial del transfemicidio está profundamente arraigado en la sociedad brasileña, y que las mujeres trans negras son desproporcionadamente afectadas por la violencia y la exclusión. Benevides también enfatizó la falta de representación de las personas trans en los movimientos antirracistas y que la invisibilización de sus problemas dentro de los espacios LGBTQ+ es una preocupación clave. 

Por su parte, Lucía Xavier, Coordinadora General de CRIOLA (Brasil) alertó sobre una ola conservadora que se ha extendido por Brasil y que aumentado significativamente la violencia contra las mujeres negras, tanto cis como trans, quienes enfrentan múltiples barreras para acceder a recursos básicos debido a políticas de financiamiento discriminatorias. Xavier solicitó una mayor representación política de las mujeres negras, así como políticas públicas efectivas que protejan sus derechos y promuevan su bienestar.

María Martínez, del Movimiento Socio-Cultural de los Trabajadores Haitianos (MOSCTHA),  denunció la constante amenaza de expulsión y la brutalidad policial que sufren las personas migrantes haitianas en República Dominicana. La reciente política del gobierno dominicano de deportar a 10,000 haitianos por semana ha agravado la discriminación y el racismo estructural que ya sufren estas comunidades, siendo las mujeres haitianas particularmente vulnerables a la violencia de género. Asimismo, Martínez explicó que la falta de reconocimiento civil y la situación de apatridia excluyen a estas personas del acceso a servicios básicos como la salud y la educación. 

Erlendy Cuero, vicepresidenta de la Asociación Nacional de Afrocolombianos desplazados (AFRODES) de Colombia, alertó sobre la difícil situación de la juventud afrodescendiente en Colombia, particularmente afectada por la violencia y el conflicto armado. La discriminación racial por parte de las fuerzas de seguridad ha resultado en un aumento alarmante de homicidios y desapariciones forzadas de jóvenes afrocolombianos, quienes son frecuentemente estigmatizados y tratados como sospechosos solo por su color de piel. 

Sandra Arizabaleta, Directora de la Fundación Afrodescendiente por las diversidades sociales y sexuales “Somos Identidad” (Colombia) expuso cómo la polarización política en Colombia ha exacerbado la violencia y la discriminación contra las personas afrodescendientes y LGBTI+. Para Arizabaleta es urgente crear políticas públicas que aborden de manera efectiva la interseccionalidad entre raza, género y orientación sexual, algo que actualmente está ausente en el discurso político colombiano. Asimismo, denunció la violencia que aún persiste por parte de grupos armados contra estas poblaciones vulnerables.

Cecilia Ramírez, Directora Ejecutiva del Centro para el Desarrollo de la Mujer Negra Peruana (CEDEMUNEP), Perú explicó que el plan de desarrollo afroperuano, que fue diseñado para mejorar las condiciones de estas comunidades, se ha estancado debido a la falta de recursos financieros y apoyo técnico. Ramírez también enfatizó en cómo el racismo estructural sigue siendo un obstáculo para el progreso social y económico de las personas afrodescendientes en Perú, quienes continúan teniendo los peores indicadores socioeconómicos. En sus planteamientos, propuso la implementación de cuotas étnicas para asegurar la representación política de afrodescendientes e indígenas, y subrayó la necesidad de procesos de autoidentificación más inclusivos que consideren tanto el género como la etnicidad.

Patricia Torres Sandoval, Representante del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (ECMIA), centró su intervención en la violencia contra las mujeres y niñas indígenas, enfatizando cómo esta situación se ve agravada por la violencia estructural que proviene del racismo, la pobreza y el colonialismo. También subrayó el impacto devastador de las actividades extractivistas en la región, que no solo causan destrucción ambiental, sino que también profundizan la pobreza y la exclusión social de las comunidades indígenas, intensificando la violencia contra las mujeres. Torres destacó que la falta de voluntad política y la implementación ineficaz de acuerdos internacionales contribuyen a la marginación y exclusión de estas comunidades, lo que requiere una atención urgente y sostenida.

Finalmente, las y los líderes presentaron una serie de recomendaciones clave a las autoridades, enfocadas en fortalecer la representación, promover políticas inclusivas y garantizar la rendición de cuentas:

  • Financiar programas que promuevan el liderazgo de las comunidades Afro-Latinas, Indígenas y LGBTQ+. 
  • Fomentar alianzas entre organizaciones de base de derechos humanos en EE.UU. y América Latina para fortalecer su capacidad y visibilidad. 
  • Instar a los gobiernos latinoamericanos a adoptar legislaciones que protejan a las poblaciones marginadas y promuevan políticas antirracistas y antihomofóbicas. 
  • Garantizar que acuerdos como JAPER y CAPREE aborden activamente la violencia que sufren estas comunidades.
  • Fortalecer la supervisión de la financiación internacional para garantizar que los recursos lleguen a los grupos vulnerables. 
  • Facilitar el diálogo entre los gobiernos y la sociedad civil para mejorar la transparencia en el monitoreo de derechos humanos y garantizar la rendición de cuentas de los responsables de abusos.

Raza e Igualdad respalda firmemente estas recomendaciones y reafirma su compromiso de seguir acompañando a estos liderazgos en la promoción de sus voces ante instancias gubernamentales y otros espacios de incidencia. Asimismo, continuará trabajando en la documentación de las violaciones a los derechos humanos y en la construcción de propuestas que fomentan sociedades más inclusivas, equitativas y respetuosas.

Mujeres afrodescendientes se reunieron en Lima para construir una agenda común hacia su empoderamiento y la justicia étnica racial – social

Lima, 6 de septiembre de 2024 – Del 29 de agosto al 1 de septiembre, se llevó a cabo el “Diálogo regional de mujeres afrodescendientes para promover nuestro empoderamiento y lograr una justicia étnica racial – social”, en Lima, Perú. Este evento fue organizado por el Centro de Desarrollo de la Mujer Negra Peruana (CEDEMUNEP), y contó con el apoyo del Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos (Raza e Igualdad) y la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora (RMAAD) como coauspiciadoras.

El objetivo del diálogo fue crear un espacio para discutir los retos y desafíos que enfrentan las mujeres afroperuanas en su empoderamiento, participación en la toma de decisiones y en la agenda pendiente sobre reparaciones históricas. Además, se enfocó en construir estrategias para promover la justicia racial, social y de género.

El evento reunió a representantes de la sociedad civil organizada, lideresas y activistas afrodescendientes de toda la región, en su mayoría integrantes de la RMAAD, incluyendo activistas de Bolivia, Brasil, Cuba, Chile, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, Uruguay, Honduras, Guatemala, México, República Dominicana y Panamá. Además, contó con la participación de representantes de gobierno, organismos y cooperación internacionales, con miras a crear una colaboración multidimensional para fortalecer los lazos de trabajo y promover propuestas viables para la inclusión de las mujeres afrodescendientes en los planes y programas gubernamentales.

En la jornada inaugural, celebrada en la Secretaría General de la Comunidad Andina, hubo palabras de bienvenida de parte de Paola Yáñez Inofuentes, Coordinadora General de la RMAAD; Linda Kolko, integrante de la Junta Directiva de Raza e Igualdad, y de Cecilia Ramírez Rivas, Directora Ejecutiva de CEDEMUNEP.

El primer día del evento incluyó mesas de trabajo sobre instituciones del Estado y cooperación internacional, con destacadas presentaciones de Linda Kolko y María Pía Molero, Coordinadora de Proyectos para Perú de ONU Mujeres. Kolko destacó el trabajo de Raza e Igualdad en la promoción y defensa de los derechos humanos de las mujeres afrodescendientes, así como su enfoque en documentación, denuncia e incidencia ante el Sistema Interamericano y el Sistema Universal de protección de derechos humanos. Enfatizó la importancia de integrar los enfoques de género e interseccional en todas las acciones de la organización.

A lo largo del diálogo, se abordaron temas cruciales como justicia racial y social, empoderamiento económico, participación política de las mujeres, democracia paritaria, liderazgo social, reparaciones históricas, salud sexual y reproductiva, educación, empleo y visibilidad estadística de la población afrodescendiente. Cecilia Alemany, Directora Regional Adjunta de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, ofreció una presentación sobre «Mujeres Afrodescendientes camino a Beijing+30».

Dicha presentación culminó en mesas de trabajo donde las participantes discutieron temas como la erradicación de la violencia de género, la participación social y política, el medio ambiente y la protección social, en preparación para el trigésimo aniversario de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer y la aprobación de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing 1995 (Beijing+30). El trabajo grupal permitió avanzar en la sistematización de desafíos estructurales, como la falta de presupuesto, políticas públicas con perspectiva interseccional, visibilidad estadística y la inclusión de la variable étnico-racial en censos.

Este diálogo fue esencial para fortalecer la unidad y la cooperación entre las mujeres afrodescendientes de la región. A través del análisis y el intercambio de ideas, se elaboraron propuestas prácticas y alcanzables para mejorar las condiciones de vida de las mujeres afrodescendientes, reflejando las voces de los pueblos organizados. En los días del encuentro, se logró generar una plataforma que busca avanzar en el empoderamiento de las mujeres afrodescendientes, compartir experiencias, enfrentar desafíos y desarrollar estrategias para abordar las injusticias históricas y actuales.

Desde Raza e Igualdad, nos comprometemos a continuar apoyando este tipo de encuentros, pues son una valiosa oportunidad para examinar los problemas desde múltiples perspectivas y avanzar hacia un horizonte común en beneficio de las mujeres afrodescendientes.

Para conocer más sobre el trabajo de las organizaciones que impulsaron este diálogo, visita sus sitios web:

CEDEMUNEP: https://www.cedemunep.com

RMAAAD: http://www.mujeresafro.org

Representatividad política de las personas afrodescendientes, un paso clave en la lucha contra el racismo sistémico

Washington, DC; 31 de agosto de 2024.– Promover los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas afrodescendientes, así como combatir el racismo sistémico, implica también enfrentar la crisis de representatividad política y trabajar por una democracia más inclusiva. Bajo esa premisa, el Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos (Raza e Igualdad) conmemora este Día Internacional de las Personas Afrodescendientes exaltando su derecho a la participación política, especialmente de las mujeres afrodescendientes, y visibilizando las recomendaciones de activistas de Brasil, Chile, Colombia y Honduras.

El Día Internacional de las Personas Afrodescendientes se centra en celebrar las contribuciones de la diáspora africana a nivel global y en erradicar todas las formas de discriminación contra las personas afrodescendientes. Esta efeméride fue declarada por medio de la Resolución 75/170 de Naciones Unidas, el 16 de diciembre de 2020, la cual fue impulsada por la entonces vicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell Barr, por medio de la Misión Permanente de Costa Rica en Nueva York.

Defender el derecho a la participación política de las personas afrodescendientes no solo incluye garantizar su acceso a los espacios de poder, sino también combatir la violencia política que afecta a las personas afrodescendientes, especialmente a las mujeres negras y LBT. Por tal razón, Raza e Igualdad destaca el trabajo de organizaciones contrapartes que luchan por una democracia más inclusiva y con una mayor representación de la población afrodescendiente. La participación política es, después de todo, un derecho humano inalienable.

Asignación de cuotas

Lins Robalo, travesti afrodescendiente, trabajadora social y activista de la Asociación Nacional de Travestis y Transexuales (ANTRA), de Brasil, plantea la importancia de que los partidos políticos asignen cuotas para candidaturas de personas negras, lo cual -considera- debe ir de la mano de la asignación de recursos para promover sus candidaturas. “El racismo afecta directamente los ingresos de los negros. Como resultado, los candidatos negros tienen menos dinero para presentarse a las elecciones, lo que refuerza la desigualdad racial”, valora.

“Para mejorar la representación política de las personas afrodescendientes necesitamos tener una democracia paritaria e intercultural”, señala Milene Molina Arancibia, presidenta de la organización Colectiva de Mujeres Afrodescendientes Luanda, de Chile. Para ella, la asignación de cuotas también debe ser a nivel de puestos en el Poder Legislativo y en entidades públicas desde las cuales se puede influir en mejorar la vida de la población.

A la propuesta de garantizar representación de personas afrodescendientes en candidaturas y en entidades públicas, Bicky Bohórquez, de la organización Somos Identidad de Colombia, agrega la responsabilidad del relevo generacional, como una forma de dar espacio a personas afrodescendientes jóvenes que nutran de nuevas ideas tanto sus colectivos como los espacios donde logren la representatividad. “Para que se evidencia la diversidad que tenemos como población”, indica.

En tanto, Nedelka Lacayo, del Enlace de Mujeres Negras de Honduras (ENMUEH), destaca que, ante todo, los Estados deben ofrecer garantías de democracia representativa y asegurar que las personas afrodescendientes hagan un ejercicio pleno de sus derechos ciudadanos, en igualdad de oportunidades.

Más allá de la ocupar cargos

El racismo sistémico se manifiesta de múltiples formas, y en el caso del ámbito político, la ocupación de cargos públicos por parte de personas afrodescendientes no es suficiente para combatirlo, pues ello debe ir acompañado de procesos de descolonización y concientización para que las necesidades y demandas de esta población sean tomadas en cuenta.

El racismo, y los legados del racismo, existen en la medida en que benefician a un sector de la población y ayudan a construir el privilegio blanco. En otras palabras, permiten que una parte de la población tenga acceso a la tierra, a la educación, y contribuyen a consolidar las diferencias económicas y políticas dentro de una nación.

“Cuando eres una persona negra y trans, todos tus conocimientos y tu historial laboral siguen considerándose inferiores a los de una persona blanca y cisgénero con los mismos conocimientos, o incluso con menos formación. Por eso siempre es necesario ofrecer oportunidades de formación dirigidas específicamente a las personas negras y trans, para contribuir al arsenal teórico de los grupos minoritarios”, apunta en ese sentido la activista brasileña Lins Robalo.

Para la activista chilena Milene Molina Arancibia, mientras las personas afrodescendientes no ocupen espacios de toma de decisiones, se seguirá careciendo de políticas públicas dirigidas a mejorar la vida de esta población y, por tanto, la desigualdad y la discriminación racial seguirán presente en las sociedades.

Se debe reconocer que en algunos países de Latinoamérica ha habido esfuerzos para avanzar hacia la representatividad política de las personas afrodescendientes; sin embargo, en muchos casos no son proporcionales a la cantidad de población negra o no trascienden del nivel discursivo.

En Uruguay, por ejemplo, a pesar de ser considerada una de las democracias más avanzadas de América Latina, la inclusión de afrodescendientes en cargos públicos sigue siendo limitada. Aunque el país aprobó una ley de cuotas hace más de una década, la representación de mujeres negras en el Parlamento y en cargos ejecutivos sigue siendo escasa. Esto refleja los desafíos estructurales que enfrentan las mujeres negras para acceder a posiciones de poder.

En Colombia, la situación es similar. La centralización del poder y las barreras estructurales han dejado a muchas mujeres negras, especialmente aquellas de regiones rurales, fuera del sistema político. La representación de mujeres negras en cargos electos es mínima, constituyendo menos del 1%. No fue sino hasta la elección de Francia Márquez que los problemas de las comunidades negras, y en particular de las mujeres negras, comenzaron a ser reconocidos y abordados en la agenda política.

Finalmente, hacemos eco de estándares internacionales sobre el derecho de todas las personas a participar en los asuntos públicos sin discriminación. El Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CCPR) ha subrayado que los Estados deben:

– Proteger a los candidatos políticos, especialmente a mujeres, afrodescendientes, indígenas, y personas LGBTI, contra la violencia, el acoso y la intimidación. Esto incluye investigar y enjuiciar tales casos, asegurando que los responsables rindan cuentas, como en el caso de Marielle Franco, y proporcionando recursos adecuados a las víctimas.

– Intensificar los esfuerzos para lograr la participación plena y equitativa de estos grupos en la vida política y pública, especialmente en los puestos de toma de decisiones.

En tanto, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial (CERD) también recomienda que los Estados adopten medidas para combatir el analfabetismo y garantizar que todos los ciudadanos disfruten de sus derechos políticos, incluido el derecho a ser elegidos para ocupar cargos públicos.

 

Visita de la Relatora de la ONU sobre el Racismo a Brasil: El racismo sistémico y la violencia contra las mujeres de grupos raciales y étnicos son los aspectos más destacados de su informe

Brasil, 02 de setembro de 2024 – «El racismo sistémico exige respuestas sistémicas». Así lo enfatizó Ashiwini K.P., Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia, durante la conferencia de prensa con las conclusiones preliminares de su visita a Brasil. Entre el 5 y el 16 de agosto, la Relatora visitó Brasilia, Salvador, São Luís, São Paulo, Florianópolis y Río de Janeiro, donde se reunió con autoridades del Poder Ejecutivo Federal y de los gobiernos estaduales, así como con diversas organizaciones de los movimientos negro, indígena, quilombola y gitano (pueblos romani).

En preparación para la visita, el Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos (Raza e Igualdad) junto con el Instituto para el Desarrollo y los Derechos Humanos (IDDH), organizaron una capacitación virtual con entidades de la sociedad civil para apoyarlas en la elaboración del documento con recomendaciones que serían entregadas a la Relatora. Además, en la capacitación se presentaron los alcances y objetivos de la visita con el propósito de orientarles en acciones de diálogo e incidencia ante este procedimiento especial de la ONU.

«La visita de la Relatora sobre el racismo se da en un momento importante para el país, al fin y al cabo, estamos en otro año de elecciones y de abogar por políticas públicas interseccionales. Desde nuestra perspectiva, destacamos la importancia de proporcionar a las organizaciones brasileñas la relación entre la ONU y el gobierno, porque a partir del informe que se presentará, el Estado debe comprometerse a implementar reparaciones en materia de racismo»; destaca Rodnei Jericó da Silva, Director de Raza e Igualdad en Brasil.

Hallazgos preliminares: Aspectos destacados

Raza e Igualdad presenta algunos puntos clave de las conclusiones preliminares destacadas por la Relatora sobre su experiencia en el país, y que serán presentadas en el informe final al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en junio de 2025. Este informe será entregado al gobierno brasileño, que, como país signatario de la ONU, aceptó la visita oficial como una forma de evaluar sus políticas públicas.

En este sentido, Ashiwini K.P. destacó que identificó puntos positivos en algunas acciones gubernamentales, como el reconocimiento del racismo como un fenómeno sistémico; la creación del Ministerio de Igualdad Racial, el Ministerio de Pueblos Indígenas y la Secretaría de los Pueblos Romaníes, adentro del Ministerio de Igualdad Racial; las sólidas propuestas de políticas afirmativas; y la existencia de una unidad de salud en Bahía para el tratamiento de la anemia falciforme. Sin embargo, la Relatora enfatizó que los avances en el gobierno avanzan a un ritmo lento, ya que, reconociendo que el pasado colonialista genera una exclusión de grupos marcados por la violencia estructural, Brasil debe adoptar un enfoque sistémico para garantizar la justicia reparatoria.

La falta de datos desglosados es una cuestión señalada como urgente por la Relatora. Destacando la ausencia de datos sobre los pueblos gitanos, las personas LGBTI+, los migrantes, los refugiados y las personas con discapacidad, que se enfrentan a una discriminación múltiple. También señala el crecimiento de células neonazis, especialmente en Santa Catarina, donde mencionó que hay un borrado de datos sobre este último tema. De esta manera, enfatizó que Brasil debe garantizar que la investigación y las políticas públicas sean apoyadas y consultadas por los grupos en situación de vulnerabilidad.

Así pues, entre sus propuestas figura la creación de una institución nacional de derechos humanos independiente de conformidad con los principios relativos al estatuto de las instituciones nacionales de promoción y protección de los derechos humanos (Principios de París), con el fin de supervisar y aplicar medidas antirracistas.

La Relatora enfatizó que las comunidades indígenas y quilombolas se encuentran bajo numerosos retrocesos protagonizados por el Legislativo y el Congreso Nacional. En sus críticas, destacó la lentitud del Estado en el proceso de demarcación territorial de estas comunidades; la seriedad de la tesis del marco temporal; el racismo ambiental como motor de exclusión y vulnerabilidad; y el descuido de la salud de estas poblaciones ante el avance de la minería ilegal (plaguicidas y enfermedades urbanas). También expresó su preocupación por la violencia sufrida por los pueblos indígenas y los quilombolas, destacando el reciente caso Guaraní-Kaiowá, en Mato Grosso do Sul, y otros conflictos en Bahía. Por lo tanto, la Relatora instó al Gobierno a tomar una posición urgente frente a la intimidación contra los pueblos indígenas y quilombolas, advirtiendo sobre la gravedad de la violencia ambiental consecuente, y que se deben tomar acciones más contundentes, además de enfatizar el compromiso internacional de Brasil con el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

«Es necesario un plan nacional coordinado para los asuntos indígenas y quilombolas, ya que la protección de sus tierras es esencial para enfrentar la crisis climática», dijo Ashiwini K.P.

La comprensión del racismo religioso como una práctica persecutoria y reproductora de violencia contra los practicantes de religiones de base africana fue uno de los aspectos más destacados de sus conclusiones. En este sentido, la Relatora citó casos que les llegaron a través de la sociedad civil, como el transporte privado que se niega a llevar a las personas con sus vestimentas religiosas, la pérdida de la custodia de los hijos por parte de las mujeres axé y las agresiones físicas organizadas contra terreiros. A su entender, destacó que el Estado permite este tipo de prácticas misóginas y racistas y sugirió que el gobierno cree un programa de protección para enfrentar este problema.

«Incluso si existe Dial 100, la falta de inversión por parte del Estado envía un mensaje de impunidad y de que el gobierno no tomará ninguna medida contra el racismo religioso», dijo.

En cuanto a la situación de las defensoras y defensores de derechos humanos, la Relatora expresó su consternación por la gravedad de las amenazas y la brutalidad policial a la que están expuestos estos grupos. Aunque reconoció la importancia de la creación del Grupo de Trabajo Técnico de Sales Pimenta, para elaborar propuestas de la Política y el Plan Nacional de Protección de las Personas Defensoras de Derechos Humanos, destacó la falta de recursos para los derechos humanos y la efectividad de los que ya existen. De esta manera, instó a Brasil a implementar las acciones recomendadas por la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los defensores de los derechos humanos, Mary Lawlor, luego de su visita a Brasil en abril de este año.

Ante la situación de las mujeres negras y las interseccionalidades de género, como las mujeres LBT, el precario acceso al sistema de salud y la violencia obstétrica, el tema de las trabajadoras domésticas, la violencia sexual y el feminicidio que impacta desproporcionadamente a estas mujeres, con lo que ponderó la necesidad de la orientación psicológica como política pública gubernamental. La Relatora mostró gran preocupación por los datos presentados que demuestran que las mujeres negras están más expuestas al feminicidio, destacando la violencia que se presenta con las mujeres negras lesbianas y transexuales. Además, en su evaluación se observó la penalización del aborto, además de las barreras que enfrentan las mujeres que buscan incluso el aborto legal, de conformidad con el Código Penal. En este sentido, enfatizó su preocupación por la Propuesta de Enmienda Constitucional 1904/2024, que aumenta las penas para las mujeres que abortan hasta 20 años de prisión. En este punto, se destacó la importancia de que el Gobierno implemente las recomendaciones del Comité CEDAW, que evaluó a Brasil este año, para despenalizar el aborto y garantizar el acceso seguro para todas las personas, respetando los derechos y la autonomía corporal de las mujeres. En cuanto a la economía del cuidado, también observó la explotación económica que sufren las trabajadoras domésticas.

En cuanto a la violencia policial, la Relatora señaló que son especialmente las madres afrodescendientes las que pierden a sus hijos e hijas debido a la brutalidad policial, y que además de ser víctimas, también son criminalizadas.  Por lo tanto, su informe tendrá un punto importante en el que se deben tomar medidas más efectivas contra el sistema penitenciario y, aun reconociendo que el uso de cámaras policiales es un paso importante hacia una política de seguridad antirracista, señaló que hay informes de que estas cámaras no se utilizan y que el gobierno está utilizando medidas de discriminación racial sin base científica. De esta manera, instó al gobierno a crear leyes para el uso de la inteligencia artificial para que no se utilice de manera racista.

La Relatora también destacó la segregación espacial, especialmente en los grandes centros, que en su mayoría están ocupados por afrodescendientes y que tienen un acceso precario a la infraestructura. Además, destacó la falta de apoyo a las personas en situación de calle.

El avance de la extrema derecha y el crecimiento de células neonazis fue uno de los puntos de extrema preocupación de la Relatora, quien destacó que existe una negación por parte del estado de Santa Catarina sobre estos grupos y que se deben implementar políticas y acciones afirmativas que refuercen la legislación local para combatir el negacionismo. Desde esta perspectiva, también destacó su preocupación por la falta de esfuerzos del legislativo brasileño frente a proyectos de ley que pretenden hacer retroceder algunos de los derechos ya conquistados.

Por último, expresó su preocupación por el crecimiento de la violencia política de género y el discurso de odio, e instó al gobierno a tomar medidas cuidadosas en este ámbito. Destacó que la baja representación de grupos en situación de vulnerabilidad en los espacios de toma de decisiones es un reflejo del racismo sistémico. Además, esta falta de representatividad también se puede ver dentro del Poder Judicial.

Raza e Igualdad agradece a Ashiwini K.P. por su apoyo e interés, en el compromiso de su relatoría para promover acciones antirracistas y de justicia racial en Brasil. Destacamos como valor importante el reconocimiento del racismo religioso como práctica racista y discriminatoria ante un mecanismo internacional de derechos humanos. Seguimos luchando por la defensa y garantía de los derechos humanos para enfrentar las desigualdades estructuradas por el sistema racista. Es urgente que el Estado brasileño se comprometa con las demandas de justicia y equidad de su población. Un gobierno cuya propuesta es «Unión y Reconstrucción» debe tener como prioridad la reparación histórica.

Finalmente, compartimos algunas de las recomendaciones entregadas a la Relatoría sobre las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia por parte de organizaciones brasileñas:

  • Mejoramiento de las políticas públicas de acceso a la asistencia jurídica y a los servicios de apoyo a las víctimas de violencia doméstica y familiar, a partir de un relevamiento de los casos registrados en los últimos años, con el objetivo de apoyar y proteger a las mujeres víctimas de violencia y racismo (especialmente el racismo religioso), entre otras acciones que se señalen, a partir de la colaboración de las agrupaciones feministas, líderes religiosos, gestores públicos y expertos en el tema.
  • Exigir la implementación de la Política Nacional de Salud para la Población LGBTI+ a través de la creación de equipamiento de salud especializado para atender las demandas de alta complejidad en la salud de las mujeres lesbianas;
  • Recomendar que el Estado brasileño aborde de manera efectiva todas las barreras a la justicia que enfrentan las víctimas de delitos racistas acelerando los enjuiciamientos, revisando los estándares de evidencia para fortalecer la rendición de cuentas por actos discriminatorios y monitoreando las disparidades raciales en el acceso a la justicia, especialmente para las mujeres afrodescendientes y las personas LGBTI+.
  • Pedir al Estado brasileño que procure implementar adecuadamente medidas de reparación para las víctimas y familiares afectados por la violencia del Estado, que deben incluir apoyo psicológico, asistencia médica e indemnización económica, además de otras que sean necesarias en el análisis del caso concreto.
  • Asegurar que el Estado brasileño también cumpla con las recomendaciones preparadas por los Comités para la Eliminación de la Discriminación Racial y el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, órganos creados en virtud de tratados que recientemente examinaron el país y señalaron preocupaciones similares.
  • Recomendar la participación política de los pueblos indígenas y comunidades quilombolas en el desarrollo de políticas públicas que afecten sus territorios y en las políticas de defensa del medio ambiente. Además, instar al Estado brasileño a garantizar la demarcación y titulación de las tierras quilombolas e indígenas, además de rechazar la tesis del Marco Temporal.

República Dominicana: Raza e Igualdad apoya participación de sociedad civil en la visita del Grupo de Trabajo sobre la cuestión de la discriminación contra las mujeres y las niñas

Washington DC, 14 de agosto, 2024.– Tras la visita a República Dominicana del Grupo de Trabajo sobre la cuestión de la discriminación contra las mujeres y las niñas—realizada del 22 al 31 de julio de 2024—, las organizaciones de la sociedad civil agrupadas en la Red Jacques Viau y la Coalición Dominicana por el Respeto a los Derechos Humanos y la Justicia Racial (CODHAJUR) se mostraron satisfechas por la invitación y apertura del Gobierno, así como por su participación en la jornada pues pudieron compartir información sobre la situación de las niñas y mujeres diversas en el país y plantear recomendaciones al Estado.

Cabe destacar que se trató de la primera visita oficial de este Grupo de Trabajo a República Dominicana, cuya delegación incluyó a Dorothy Estrada Tanck y Claudia Flores, Presidenta y Miembra, respectivamente. La delegación estuvo en Santo Domingo, Dajabón, Boca Chica y Verón, donde se reunieron con autoridades nacionales y locales, mujeres y niñas, organizaciones de la sociedad civil, entidades de la ONU y otras partes interesadas.

Raza e Igualdad tuvo la oportunidad de apoyar a contrapartes locales para garantizar su participación y la de mujeres y niñas de comunidades empobrecidas. La Coalición Dominicana por el Respeto a los Derechos Humanos y la Justicia Racial (CODHAJUR) tuvo una activa participación a lo largo de esta visita, donde sus organizaciones parte presentaron un informe que evidenció las necesidades de cada una de las poblaciones que representan.

Esta visita fue de gran importancia para mujeres y niñas migrantes, dominicanas de ascendencia haitiana, mujeres con discapacidad y personas LGBTIQ+. Las mismas expusieron situaciones vividas que fueron incluidas en el documento preliminar enviado a las expertas previo a esta visita, el cual también contiene recomendaciones concretas al Estado para fortalecer los derechos humanos en el país, y  consolidar acciones que garanticen el acceso igualitario a educación, empleo digno y a servicios de salud sexual y reproductiva, especialmente para mujeres y niñas en situación de vulnerabilidad por su origen socioeconómico, raza o etnia, orientación sexual, identidad de género y estatus migratorios.

En un comunicado oficial, el Grupo de Trabajo destacó los esfuerzos del Estado en la creación de una arquitectura normativa e institucional en materia de igualdad de género. A la vez, externó su preocupación por los niveles alarmantes de violencia contra las mujeres y niñas, el estado de pobreza, el desarrollo socioeconómico desigual, los estereotipos de género arraigados en la vida familiar, y los vacíos jurídicos en los derechos sexuales y reproductivos. Así mismo, destacó “las normas culturales refuerzan roles de género discriminatorios que limitan las oportunidades de las mujeres y las niñas en todos los sectores.”

Raza e Igualdad y sus contrapartes locales monitorearán el informe final que presentará este Grupo de Trabajo al Consejo de Derechos Humanos en junio de 2025, con el fin de dar seguimiento oportuno a sus recomendaciones al Gobierno, pues reconocemos que este es un paso determinante para avanzar a favor de los derechos de todas las mujeres y niñas en República Dominicana. Al mismo tiempo, invitamos al Gobierno a mantener una comunicación fluida con este y otros mecanismos del Sistema Universal de Derechos Humanos para la promoción y protección de los derechos de todas las personas.

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