Periodista Lucía Pineda Ubau: “Nos robaron seis meses de nuestras vidas en prisión”

Nicaragua ES

Después de estar seis meses en la cárcel como prisionera política, la periodista Lucía Pineda Ubau se paró frente a una cámara y comenzó a transmitir en vivo para la audiencia de 100% Noticias desde la Asamblea General de la OEA en Medellín, Colombia. En un par de minutos, más de 3 mil personas se […]

Después de estar seis meses en la cárcel como prisionera política, la periodista Lucía Pineda Ubau se paró frente a una cámara y comenzó a transmitir en vivo para la audiencia de 100% Noticias desde la Asamblea General de la OEA en Medellín, Colombia. En un par de minutos, más de 3 mil personas se habían conectado a la transmisión y celebraban el suceso. “Hacerlo ahora en libertad, es una sensación de felicidad”, cuenta Lucía.

La última vez que había reportado en vivo fue el 21 de diciembre de 2018, denunciando el allanamiento del canal donde trabajaba y la detención del director del medio, Miguel Mora Barberena. No le dio tiempo para reportar que también la llevaban capturada. Casi seis meses después, el 11 de junio de este año, a través de una cuestionada Ley de Amnistía, las autoridades nicaragüenses liberaron a Lucía y a 50 de los prisioneros políticos más mediáticos que se encontraban injustamente encarcelados, muchas veces expuestos a los tratos crueles, inhumanos y degradantes.

Desde entonces, la periodista nica-costarricense de 45 años se ha dedicado a “seguir tocando las puertas” a nivel internacional y “elevando la voz para que no nos dejen solos allá en Nicaragua”. Un par de días después de su liberación, viajó a Costa Rica a reencontrarse con su familia y se reunió con el presidente Carlos Alvarado Quesada, la vicepresidenta Epsy Campbell y varios funcionarios, así como con medios de comunicación. La semana pasada, en Medellín, también despertó el interés de diversos medios colombianos e internacionales que la entrevistaron ampliamente.

En esta entrevista, brindada al Instituto sobre Raza, Igualdad y Derechos Humanos, Lucía Pineda comenta sobre su experiencia en prisión, la situación actual del periodismo en Nicaragua y sus planes de poner a funcionar nuevamente el Canal 100% Noticias, desde donde reporteaba “para toda la bolita del mundo”.

¿Qué la motivó a realizar esa transmisión luego de 6 meses de cárcel y cómo se sintió en ese momento?

Me sentí feliz porque es lo que a mí me gusta, me apasiona mi carrera. Tenía ya 6 meses de no hacer transmisiones en vivo. La última fue precisamente reportando el allanamiento, la toma, ocupación y encarcelamiento de nuestro director, Miguel Mora. Hacerlo ahora en libertad es una sensación de felicidad. Incluso yo no tenía acreditación para entrar, pero logré escribirle al que acredita y le dije que como yo acabo de salir de la cárcel, que si me podían acreditar, y lo conseguí. Ya que estaba en ese momento, en ese escenario los representantes de los diferentes países y la delegación azul y blanco que vino de Nicaragua pues decidí hacer la transmisión en vivo y en el Facebook de 100% Noticias. Según las reacciones que he visto, ya quieren que arranque de nuevo, pero lo estamos haciendo al suave. Todavía no está todo el personal, hay unos que están en el exilio, hay que esperar que el gobierno devuelva lo que tienen confiscado.

Como periodista está acostumbrada a entrevistar, pero últimamente ha sido usted el foco de la noticia. ¿Cómo ha asumido ese rol?

Es un poco complicado. Es cierto que uno está acostumbrado a preguntarle a los actores de la noticia, pero uno nunca piensa que te vas a convertir en actor de la noticia, en protagonista de esa noticia. Ahora entiendo a los entrevistados. Salen unas preguntas capciosas y tengo que saber bien qué es lo que voy a responder. Hoy me preguntaban qué era para mí el odio. Dije que es todo lo que le hizo la dictadura al pueblo de Nicaragua, toda la persecución de la prensa en Nicaragua, juzgar a personas inocentes. Eso es el odio, lo que hizo la dictadura a la prensa independiente por informar la verdad. Es medio incómodo estar al otro lado, pero hay que saberlo manejar.

Hace poco más de dos semanas que la liberaron. ¿Por qué decidió viajar a Medellín a hacer incidencia?

Me invitan y yo decido ir porque creo que a nivel internacional hay que seguir tocando las puertas y elevando la voz para que no nos dejen solos allá en Nicaragua. Que estén siempre pendientes de nosotros para conquistar y recuperar algo que ya había sido conquistado, como son las libertades, la democracia, y seguir denunciando que nuestros medios de comunicación todavía están tomados, incluidos Confidencial y Esta Semana, de Carlos Fernando Chamorro. Que no hay todavía garantías de seguridad para que los periodistas informen en Nicaragua. Demandando que haya presión al Gobierno para que recapacite. Solo se ha logrado una excarcelación, y no de todos, porque todavía hay 86 en prisión y no se han cumplido los diferentes compromisos que firmaron en el diálogo con la Alianza Cívica. La gente todavía no puede salir a protestar ni a manifestarse. El ciudadano no se siente en libertad y eso se tiene que garantizar, digo yo, bajo la vigilancia de la comunidad internacional.

Hablaba sobre la situación de los periodistas. En general, ¿entonces todavía no se han reestablecido las libertades de expresión y de prensa en Nicaragua?

No, todavía no hay libertades. No hay una garantía de que se respete tu derecho constitucional de expresión, de información, de manifestación. Siempre está la amenaza de que te van a llevar preso o hasta que te pueden matar. Nicaragua no está normal, no es normal que se te persiga por informar, no es normal que dos medios de comunicación importantes estén todavía tomados por la Policía sandinista, lo normal sería que estuviéramos informando, que no nos hubieran echado presos, que no nos ocuparan nuestros instrumentos de trabajo, que no nos censuraran. Hay muchos colegas que han estado haciendo diferentes esfuerzos tanto dentro de Nicaragua como en el exilio.

El exilio ha sido duro para ellos. Yo me reuní con periodistas exiliados en Costa Rica y la están pasando muy mal. Hay unos que se han dedicado a la construcción, otros a ser vigilantes de seguridad, otros han andado vendiendo lotería o en tiendas, y en medio de todo eso ellos siempre se mantienen activos en sus plataformas haciendo sus propios esfuerzos. Pero también se necesita fortalecerlos a ellos en algún tipo de financiamiento para que se mantengan vivos esos espacios. Si ayudás en este momento a los periodistas independientes, están derrotando la censura. Es el momento de apoyar a la prensa independiente.

Usted tiene veinticinco años haciendo periodismo, ¿cuál ha sido su experiencia cuestionando a los poderosos?

La experiencia más fuerte la hemos tenido ahorita. Yo nunca pensé que Daniel Ortega me fuera a echar presa, o a Miguel Mora, o a cualquier periodista por informar. Precisamente porque él estuvo preso en una dictadura luchando por libertades. Más bien pensaba que algún día Arnoldo Alemán (Presidente de Nicaragua en periodo 1997-2002) de molesto me mandaba a echar presa, porque había mucho cuestionamiento al doctor Alemán, él era muy temperamental, se peleaba mucho con nosotros los periodistas, él explotaba y te decía cualquier cosa. Pero no nos mandó a echar presos, no nos censuró, no pasaba del enojo o que me puso el apodo de «la chilindrina».

Daniel Ortega sobrepasó todos los niveles, retrocedimos en el tiempo. Es lamentable que hayamos retrocedido a vivir esos capítulos que se vivieron en el tiempo del somocismo. A Daniel Ortega no le gusta la crítica, no le gusta que le digan la verdad, que la gente se exprese con la verdad en los diferentes medios independientes.

¿Fue eso lo que incomodó tanto a Daniel Ortega?

Es por eso que a nosotros nos cierran y nos encarcelan. Nosotros siempre informamos con la verdad, con los mismos videos que la población filmaba, porque esta ha sido la represión más documentada. Precisamente la gente, las víctimas, lo filmaban. No hay dónde perderse, las víctimas te daban sus relatos. La verdad la contó la gente, la verdad está documentada, el mundo ya sabe qué es lo que pasó en Nicaragua, que no hubo ningún intento de golpe de Estado, que lo que hubo fue un estallido social y que el Gobierno reaccionó de forma brutal con mucha represión que dejó más de 325 personas fallecidas y más de 2 mil heridos.

Estuvo seis meses en prisión, ¿cómo ve desde ahora en retrospectiva ese tiempo?

Nos robaron seis meses de nuestras vidas allí. Yo no le renegaba a Dios porqué estaba allí, sino que le preguntaba cuál era mi propósito. Dios te pone metas y en estos sucesos nos dio la misión de informar. Y así lo hicimos, que fuéramos valientes, que fuéramos firmes y comprometidos con el pueblo de Nicaragua. Y así actuamos, con obediencia a esa misión de informar. Yo comenzaba a reflexionar, a pensar allí dentro de prisión y decía: pues sí valió la pena. Vale la pena decir la verdad, vale la pena hacer un periodismo comprometido con las necesidades del pueblo de Nicaragua, un periodismo que vaya en pro de garantizarle al pueblo nicaragüense las necesidades, la democracia, la vida, sobre todo. Cuando uno informa hasta salvás vidas, y eso fue lo que hizo la prensa independiente de Nicaragua.

Uno siente satisfacción de que informás hasta el último momento. Cuando me llevaron a la celda preventiva, yo le dije a Miguel: por lo menos cerramos con broche de oro, me dio tiempo de lanzar el «última hora». Nos querían callar, pero más bien nos elevaron el perfil.

Usted ha dicho que hubo maltrato psicológico más que físico…

Lo psicológico es desde el hecho que me mantienen aislada, sin socializar. Los seres humanos somos seres sociales, y te encierran seis meses, solo abren la puerta tres veces al día para darte la comida y te sacan una vez a la semana una hora de sol, como si fueras un animalito. Eso es un daño psicológico, es una tortura psicológica. Yo traté de mitigar el impacto de esa tortura, pero he conocido relatos de otras mujeres que estuvieron solas apenas 12 días y ya se les vino en mente la idea de querer matarse. A mí nunca se me pasó eso por la mente. Mi rutina era de oración, de alabanza, de lectura bíblica. También hacía ejercicio, hacía 1500 trotes por día dentro de la celda, para la circulación. Me guiaba por los turnos de las oficiales, hacían cambio cada seis horas. Eso fue lo que me mantuvo: mi fe, que nunca la perdí. En mis oraciones yo oraba por ellos y hasta los perdoné, porque yo quería cuidar mi corazón, no quería salir resentida ni con odio. Pero uno no olvida todo lo que han hecho.

¿Tienen planes específicos para el futuro?

Vamos a ir viendo cómo nos vamos a reestructurar, cómo restablecer la sala de redacción, si hacerla en Nicaragua o en Costa Rica o hacer una combinación. El Facebook Live fue una prueba, para calentar motores, pero ya entrar las 24 horas, con todos los fierros, ya lo vamos a estar trabajando después de que nos demos un poco de tiempo para nosotros.

Únete a nuestros esfuerzos

Apoya el fortalecimiento de individuos y comunidades para lograr cambios estructurales en América Latina.